Arranca el juicio

Las claves del crimen de la cabeza de Castro Urdiales: un asesinato sangriento con motosierra y whisky

Carmen Merino se enfrenta a 25 años de cárcel por asesinar en Castro Urdiales a su pareja, a la que decapitó y cuya cabeza entregó en una caja a una amiga. laSexta ha tenido acceso al atestado policial que incluye las hipótesis de los investigadores.

Este viernes arranca en la Audiencia Provincial de Cantabria el juicio a Carmen Merino, la mujer acusada dedecapitar a su pareja en Castro Urdiales (Cantabria) y cuyo cráneo apareció en una cajaque ella misma había entregado a una amiga en 2019.

La acusada se enfrenta a 25 años de cárcel por el asesinato de Jesús María Baranda, un jubilado de 67 años que llevaba varios años conviviendo con la acusada y que desapareció sospechosamente en febrero de 2019 y cuyo cuerpo todavía no ha sido localizado.

El caso se destapó cuando la amiga de Carmen abrió un paquete que ella le entregó meses atrás alegando que contenía juguetes sexuales. La mujer abrió la caja por el mal olor que desprendía y descubrió una cabeza humana en una bolsa de plástico.

Un móvil económico

laSexta ha tenido acceso al atestado de la Guardia Civil cuya principal hipótesis es un móvil económico para cometer el crimen. La mujer se encontraba en una situación de morosidad con diversas entidades bancarias y de crédito y con "una necesidad apremiante" de disponer de efectivo. Tenía deudas por un importe superior a los 20.000 euros.

Conversaciones de WhatsApp con sus hijos indican que estaban necesitados de aportes económicos regulares de su madre. De hecho, uno de ellos constaba de una deuda financiera por lo que su madre le hacía pagos mensuales de cantidades altas, incluso superiores a los 1.000 euros.

El informe señala que solo con las aportaciones a sus hijos tenía un gasto medio de 600 euros al mes, cantidad que solo con la pensión de Carmen no se podía asumir. Por ese motivo la investigada debía retirar efectivo de la cuenta de la víctima.

La compra de una motosierra

Según el informe, a mediados de febrero de 2019, cuando los investigadores consideran que Jesús María ya se encontraba sin vida, Carmen realizó la compra de una sierra de calar con hojas de sierra variadas, así como un martillo de grandes proporciones y un ladrón de corriente eléctrica.

No fue hasta tres días después cuando adquirió a través de internet una motosierra de marca Bosch, un modelo de menor dimensión que las conocidas para uso de tareas de jardinería.

Un historial web macabro

El informe policial también muestra el historial de búsquedas en Google que la acusada realizó en las fechas previas y posteriores al crimen.

Entre esas búsquedas figuraba "cómo montar una sierra eléctrica", así como "cómo desatascar una motosierra Bosch". Unos indicios que llevan a los investigadores a plantear la hipótesis de que durante la ejecución de la destrucción del cadáver de Jesús María, a la investigada se le atascó la motosierra ya que "la consistencia de tejidos y partes óseas del cuerpo humano con una máquina de mediana potencia puede derivar fácilmente en esa consecuencia".

Remarcan los investigadores que "el hecho de que la investigada, en primer lugar, adquiera una sierra de calar y un martillo pesado, para después, pasados dos días, adquiera una motosierra, viene a indicar que la investigada se encontró con la evidencia de que la sierra de calar, con sus sierras de corte, no eran suficientes y eficaces para el fin deseado por ella, por lo que decidió adquirir una máquina más potente y con mayor proyección de corte".

A pesar de todo, en el registro de su vivienda "no fue hallada ninguna de las herramientas adquiridas por ella", algo que demuestra que "se deshizo" de ellas "una vez finalizado el uso" y con "clara intención de no dejar vestigios sobre su utilización".

Además de las búsquedas sobre las herramientas, la acusada también introdujo en Google búsquedas sospechosas como "si mi marido desaparece sigo cobrando la pensión" o "cuánto tiempo tarda en descomponerse un cuerpo".

Una frase que "supone un preludio de lo que ocurriría meses después, siendo evidente que la motivación económica prevalece sobre los actos que motivarían la muerte de Jesús María".

Habría destruido el cadáver ebria de whisky

Las investigadores apuntan que Carmen destruyó el cadáver de su marido en el propio domicilio de la víctima, donde se localizaron "numerosas muestras de origen biológico en el domicilio compatibles con sangre": había manchas en las escaleras, en zonas superiores como la moldura del techo y también en las paredes del distribuidor de la casa.

Una tarea, la de destruir el cadáver, que habría hecho bajo los efectos del alcohol. La mujer habría comprado en más de cinco fechas distintas botellas de whisky, lo que supondría un consumo de una botella cada dos días.

"Puede llegar a ser comprensible si tenemos en cuenta que la ejecución de los actos que conllevan la destrucción de un cuerpo mediante las herramientas adquiridas previamente, requiere no sólo una insensibilidad para abstraerse de esa realidad sino también una desinhibición ante los actos que se halla ejecutando, para lo cual, puede ayudar efectivamente la ingesta exagerada de alcohol", indica el atestado.

La limpiadora retiró bolsas de basura "pesadas"

La investigación también señala que durante las fechas en las que se produjeron las adquisiciones de las herramientas de corte, también compró "productos de limpieza agresiva como lejías, quitamanchas, amoniaco y guantes reforzados".

Además, solicitó a su trabajadora del hogar que "llevara a cabo una limpieza general en el domicilio". Esa testigo llegó a declarar que al acceder a la vivienda se encontró "apiladas numerosas bolsas de basura llenas" que, según la sospechosa, contenían tierra.

Ella le pidió que las bajara por el interior de la residencia hasta el vehículo que se encontraba en el garaje para que "las tirase a un contenedor". La testigo aseguró que "las bolsas pesaban considerablemente".

Carmen se quería marchar a Cádiz

Los investigadores se plantean la hipótesis de que Carmen tenía previsto marcharse a Cádiz, "circunstancia que se basa en las conversaciones mantenidas por la investigada con sus hijos y las consultas realizadas en páginas web inmobiliarias respecto a la búsqueda de viviendas en esa ciudad".

Unido a esto, la investigada "mantenía escondido en su vivienda, procedente de continuos reintegros extraídos a través de cajeros" en una cuenta de la víctima, una importante cantidad de dinero.

Así las cosas, los investigadores no encuentran explicación razonable sobre por la mujer decidió conservar la cabeza de su pareja sentimental.

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