Hidrocución y ahogamientos
Cómo evitar el síndrome de inmersión: consejos y recomendaciones para disfrutar del agua sin sustos en verano
Los síntomas más comunes incluyen dolor de estómago, mareos, náuseas, descenso de la tensión arterial, escalofríos y pérdida de consciencia. Un agente de Emergencias del Samur detalla en laSexta cuáles son claves para disfrutar del baño con tranquilidad.
El síndrome de inmersión o hidrocución, conocido popularmente -y de manera errónea- como corte de digestión, se produce por una reacción del cuerpo tras la inmersión en agua fría de manera repentina, lo que puede dar lugar a cambios en la presión arterial y en la frecuencia cardíaca.
Es por esto que la obligación de esperar dos horas para bañarse después de comer resulta un mito -e ineficaz- ya que "el verdadero peligro no es el corte de digestión, sino el cambio brusco de temperatura", advierte Miguel Assal, agente de Emergencias del Samur.
Mucha atención a síntomas como los vómitos, mareos, náuseas... "Si te dan en el agua y estás solo te vas ahogar", indica Assal. Para evitarlo, el experto ofrece una serie de recomendaciones. La primera, mojarnos gradualmente. "Primero el cuello, axilas e ingles, como nos enseñaban nuestros abuelos".
Otro consejo es evitar introducirnos en el mar después de haber practicado ejercicio físico o de haber tomado el sol durante un largo periodo de tiempo. Hay que prestar especial atención, además, a las áreas de aguas frías. "En zonas del Cantábrico en las que tenemos una exposición prolongada, cuando hace calor y el agua sigue estando muy fría", explica Assal. Puedes conocer toda la información consultando el vídeo situado sobre estas líneas.
Respeto a las señales e indicaciones
El respeto a las señales e indicaciones es fundamental. Las banderas rojas indican que el baño está completamente prohibido, independientemente del estado del agua, que a veces parece estar en calma. No respetar esta indicación puede acarrear, además, multas de hasta 3.000 euros.
Sanciones que no dejan de aumentar en lugares como en Valencia por la proliferación de los denominados 'kamikazes del agua'. Son bañistas que hacen caso omiso a las señales -muchos de ellos por un exceso de confianza- y ponen sus vidas en peligro.
Este desafío se produce en el contexto del año más negro en las playas, piscinas, ríos y pantanos españoles desde 2018. Un total de 249 personas han muerto hasta agosto. Solo en el mes de julio 79 bañistas perdieron sus vidas.
"Le habían lavado el cerebro"
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