LAS MANCHAS DE SANGRE SON DE ROSA PERAL
Crimen de la Guardia Urbana: encuentran la toalla con restos de sangre que desapareció en las diligencias
La toalla manchada de sangre que desapareció cuando iba a ser examinada para determinar a quién pertenecían los restos biológicos ha aparecido finalmente. De hecho, se adjuntará en como prueba en el juicio que arranca este lunes.
Los investigadores que registraron la casa de Rosa Peral tras el asesinato de su pareja, Pedro Rodríugez, encontraron una toalla con restos de sangre. Una prenda que agentes de los Mossos recogieron del cubo de la ropa sucia pensando que podría incriminarla en los hechos.
Rosa insistió durante mucho tiempo en que se realizase una prueba para confirmar que la sangre era suya y que el ADN de Pedro correspondía a esperma. Ella siempre había sostenido que la toalla fue utilizada por ambos tras una relación sexual y nunca para limpiar sangre de su novio tras el asesinato, que según apunta el fiscal, habría sido perpetrado por ella y su amante.
Después de que la justicia accediera a sus peticiones para proceder a los exámenes pertinentes y averiguar de quién era la sangre,el juzgado reconoció que no encontraba esa toalla.
Ahora, y a pocos días de que arranque el juicio, el periodista Carlos Quílez ha confirmado que se ha hallado esa prenda y que se incorporará como prueba. Los exámenes han confirmado que la sangre era efectivamente de Rosa y que el ADN de su pareja correspondía a restos de esperma, lo que probaría que fue utilizada en una relación sexual que la pareja mantuvo ese día o en días anteriores. No aparece por tanto sangre de la víctima.
Después de dos años, el juicio por el crimen de la Guardia Urbana se celebrará en la Audiencia de Barcelona. El cadáver de Pedro, quien convivía con Rosa y las hijas de ésta en Cubelles, fue hallado en mayo de 2017 calcinado dentro del maletero de su coche. Fue entonces cuando Peral declaró ante los Mossos que la noche del 1 de mayo Albert López, su amante, apareció en la casa familiar poseído por los celos y, tras una discusión, Pedro desapareció sin dejar rastro.
Rosa y su amante, ambos agentes de la Guardia Urbana, fueron detenidos y desde entonces esperan el juicio en prisión. Han pasado dos años y las contradicciones en sus versiones han sido constantes. Ella apunta a su amante y éste asegura que su papel fue secundario y que solo la ayudó a deshacerse el cadáver.