"OPTÉ POR TRANQUILIZARLA Y REGRESAR"

Declara el padre de los niños de Godella: "Me llevó al cementerio y me dijo que teníamos que hacer el amor"

Gabriel, el padre de los niños, ha negado en su declaración que él o la madre "tomasen la decisión de acabar con la vida" de los menores y ha asegurado que jamás "hizo nada físico al niño para limpiar los espíritus" ni "ocasionó malos tratos" a María.

"Ni María ni yo tomamos la decisión de acabar con su vida, y no lo hicimos conjuntamente como forma de reencarnación", ha asegurado en su declaración, a la que ha tenido acceso 'Espejo Público', Gabriel, el padre de los niños presuntamente asesinados en Godella.

El hombre, que actualmente se encuentra en prisión bajo los mismos cargos que la madre de los pequeños, ha afirmado que cuando preguntó a la mujer por los niños, esta le dijo "que estaban en paz, que 'están con Dios', que los había llevado a un lugar seguro".

"Me llevó primero hasta un arbusto, pero los niños no estaban allí. Y luego hasta el cementerio del Rocafort. Allí me dijo que teníamos que hacer el amor antes de que saliera el sol y se pusiera la Luna. Yo entré en shock. Estaba amaneciendo, así que opté por tranquilizarla y regresar a casa", ha declarado Gabriel.

El hombre ha señalado, también, que "en ningún momento" le hizo "nada físico al niño para limpiar los espíritus". "Jamás le he ocasionado malos tratos físicos a María, pero ella sí me ha maltratado a mí", ha añadido.

María Gombau, la madre, confesó haber matado a sus hijos porque "se lo había pedido Dios". "Quitarles a Ichel y a Amiel la vida era la única forma de salvar sus almas y salvarme yo misma", afirmo.

La declaración íntegra

La noche del 13 de marzo me quedé dormido pronto, sobre las 10 o las 11. Cuando me desperté por la mañana, María estaba tirada encima de mí para hacer el amor, pero yo me negué.

Ella estaba desnuda, fría, alterada y con el pelo húmedo. Me levanté y fui a la sala, que estaba muy vacía. Le pregunté a María por los niños y ella me dijo que estaban en paz, que "están con Dios", que los había llevado a un lugar seguro.

Me llevó primero hasta un arbusto, pero los niños no estaban allí. Y luego hasta el cementerio del Rocafort. Allí me dijo que teníamos que hacer el amor antes de que saliera el sol y se pusiera la Luna. Yo entré en shock. Estaba amaneciendo, así que opté por tranquilizarla y regresar a casa.

Yo no llegué a llamar a la Policía. No fui a pedir inmediatamente auxilio porque estaba en 'shock'. Cuando llegó la patrulla, me decían cosas que yo no llegaba a entender. No recuerdo haberles dicho que a mis hijos se los había llevado una secta, ni que no hubiera que preocuparse porque ya estaban muertos. Creo que les dije que mi mujer les había matado.

Cuando me preguntan dónde están, les digo que no lo sé y les indico varias zonas: una de almendros, otra de olivos... También les indiqué un garrofero hueco de las inmediaciones, que fue donde finalmente encontraron el cuerpo de mi hijo, pero yo no lo sabía.

Ni María ni yo tomamos la decisión de acabar con su vida, y no lo hicimos conjuntamente como forma de reencarnación. En ningún momento le hice nada físico al niño para limpiar los espíritus y jamás le he ocasionado malos tratos físicos a María, pero ella sí me ha maltratado a mí.

La denuncia de la abuela materna

Desde hace tres semanas, mi hija y mi yerno están en un estado alterado delirante, lo que supone un peligro para sus hijos menores de edad. Uno tiene cuatro años y el otro cinco meses. Los padres no se encuentran en tratamiento médico a pesar de que he intentado poner a mi hija en contacto con un psiquiatra a través del doctor de Salud Mental.

El pasado lunes, mi hija me mandó este mensaje: "Gracias por todo, Creador. Me voy contigo. Adiós, mamá". Salí inmediatamente hacia Godella, donde residen los padres, pero antes avisé a la Policía Local de Godella para que acudieran al domicilio, porque temía tanto por mi hija como por los niños.

Cuando llegué a casa de mi hija, vi al niño de tres años desnudo al borde de la piscina, completamente solo, sin ningún adulto cerca. En ese momento, mi yerno Gabriel salió de la casa muy enfadado conmigo porque había llamado a la Policía.

Gabriel me dijo que dejara al niño y que no volviera a su casa ni a tener contacto con mis nietos, porque iban a poner una denuncia contra mí, porque había maltratado a mis nietos y abusado sexualmente de ellos, y que sabía que por las noches salgo a matar niños.

Temo lo que está ocurriendo con los menores, porque delante de mí inculcan al niño que abusan de él en el colegio y que le pegan. De hecho, hace tres semanas dejaron de llevar al niño al colegio.

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