Nuevo ensayo clínico

Sin distancia de seguridad y en discotecas: el experimento de Sitges para reabrir el ocio nocturno

La localidad catalana realizó un ensayo clínico en el que 405 personas volvieron a vivir una noche casi pre-pandémica para analizar el impacto del COVID en el ocio nocturno.

Sitges ha celebrado un ensayo clínico para analizar la incidencia del COVID en bares nocturnos. Cerca de 400 voluntarios se sometieron la noche del jueves a un ensayo en el que volvieron a los locales de ocio nocturno sin necesidad de guardar distancia de seguridad, aunque con otras medidas de prevención frente a la pandemia como mascarilla, uso de gel hidroalcóholico y habiéndose sometido a una prueba de antígenos.

Las autoridades locales del pueblo costero, la Generalitat y empresas del sector, entre otras organizaciones, coordinaron un ensayo que se celebró en cinco establecimientos de la localidad y sirvió para analizar una eventual reapertura de la actividad de los bares y clubes nocturnos en pleno proceso de vacunación de la población.

La alcaldesa de Sitges, Aurora Carbonell, se mostró partidaria de la reapertura de este tipo de locales: "Queremos esta recuperación económica del ocio nocturno, un sector económico que lleva muchísimo tiempo cerrado, queremos que los trabajadores puedan volver a abrir y puedan volver a trabajar y por otro lado queremos que la ciudadanía, la sociedad, pueda disfrutar también de la noche y del ocio nocturno, porque es muy necesario en estos tiempos".

Según la organización, de las 500 solicitudes recibidas, el ayuntamiento de Sitges seleccionó 405 voluntarios y alrededor de medio centenar de trabajadores y personal de seguridad de los locales a los que se les sometió a un test de antígenos unas horas antes de comenzar el evento, de los cuales, ninguno dio positivo.

Durante los test, muchos de los voluntarios aseguraban sentirse ilusionados y con ganas de ver qué ocurría y si el ensayo podría ser el principio de la vuelta a la normalidad. "Es como un alivio, como que todo vuelve a la normalidad después de tantos meses. Con ganas de disfrutar un poco y que vuelva la normalidad", explicó Aitana Llimos, una de las participantes, tras hacerse la prueba de antígenos.

El ensayo tuvo lugar en la conocida como 'Calle del Pecado', centro neurálgico de la actividad de ocio de la localidad, que quedó cortada y aislada para que solo los voluntarios pudieran pasar de un local a otro y disfrutar de una noche festiva sin distanciamientos sociales, lo más cercano posible a una jornada nocturna pre-pandemia a pesar de las restricciones básicas de salud.

Al abrirse las vallas para entrar a la calle y comenzar el evento, los voluntarios se mostraron emocionados, abrazándose y bailando sin remordimiento, lo cual se había convertido en algo extraño con la pandemia. "Es una sensación fantástica después de más de 15 meses que no hemos podido salir a partir de las 23:00 para hacer vida normal, tomar unas copas con los amigos, charlar y pasarlo bien y bailar… para mí es genial, sinceramente genial", apuntaba Joaquin Millán, uno de los voluntarios.

Para Andreis Sircheli, trabajador de uno de los establecimientos abiertos para el ensayo, "es un pequeño paso a nivel global, pero un gran paso para los negocios de Sitges": "Eso trae esperanza, alegría y especialmente una sensación de libertad".

Además de la prueba de antígenos previa al evento, los asistentes deberán realizarse otra prueba rápida seis días después del ensayo y estar disponibles para un seguimiento durante dos semanas, lo que permitirá a las autoridades comprobar la incidencia de la actividad en los índices de contagio.

En marzo, Cataluña también fue escenario de otro ensayo de este tipo, cuando unas 5.000 personas pudieron asistir a un concierto del grupo musical 'Love of Lesbian' en Barcelona. En esa ocasión, el rastreo realizado por el Hospital Universitario Germans Trias, mostró cifras halagüeñas, ya que de las seis personas que dos semanas después dieron positivo, se determinó que cuatro de ellas se infectaron en otra localización.

El ocio nocturno en España se ha visto devastado por la pandemia, que ha obligado al cierre de alrededor de 5.000 clubes nocturnos y le ha costado a la industria unos 2.850 millones de euros, según la Federación Nacional de Empresarios de Ocio y Espectáculos.

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