Complicada búsqueda en el mar

¿Dónde están los pellets vertidos por el Toconao?

Sabemos dónde se hundió el contenedor de los pellets: a 40 millas náuticas de la costa portuguesa, frente a Viana do Castelo. La Xunta pide un vehículo submarino de control remoto que baje a esa zona a buscarlo y sellarlo. Pero bajo las condiciones que presenta ese punto, el robot no sirve para nada.

La anhelada vía marítima de la Xunta de Galicia se topa con la insalvable batimetría: la cartografía del fondo del mar. Porque el buque Toconao perdió el contenedor en un punto a 40 millas náuticas de Viana do Castelo, en este vídeo de laSexta Noticias pueden ubicarlo. Y consultamos en la web del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y en esa zona la profundidad de las aguas es de unos 2.570 metros.

Pasado el talud continental, el contenedor estaría en plena llanura abisal. Y hasta ahí, el vehículo submarino de control remoto ROV Comanche que solicitan para buscarlo y sellarlo, no puede bajar. Está "fuera de las posibilidades de actuación del robot", explica el Ministerio de Transición Ecológica. Que tampoco sabe qué parte de las 26 toneladas de pellets sigue dentro del contenedor.

¿Y sobre el mar? El Gobierno dice que Salvamento Marítimo ya ha hecho 13 vuelos. Analizado 57 imágenes satelitales. Y no encuentra nada. Tampoco sabe qué porcentaje de pellets seguirá en el contenedor, y además hace ya semanas que las corrientes marinas las pueden haber llevado de un sitio a otro. Por eso, precisamente, en el mar solo actuará en el caso de localizar sacos o vertidos. Prefiere actuar en tierra.

Para esa situación, el Gobierno Vasco tiene listos dos barcos con redes tan angostas que son capaces de recoger microplásticos. Unas redes fabricadas por la empresa Azti que pueden ver pinchando en el vídeo, testadas para recoger las pequeñas granzas. Aunque hasta ahora solo las han usado en estudios científicos para cuantificar los microplásticos del mar. Igualmente, los barcos solo partirán si se avistan pellets. No darán vueltas sin sentido por el Cantábrico.

Y una vez recogida, ¿qué hacer con tanta bolita plástica? Empresas que las utilizan, como JJ Chicolino en Boiro, A Coruña, se ofrecen a comprarlas. Nueva, la granza cuesta entre 10 y 12 euros el kilo. Juan José Fajardo, su propietario, nos cuenta que es una pena que lo tiren a la basura. Porque es un producto de economía circular, que se puede volver a utilizar. Y no es el único que lo quiere. Juan José dice que tiene compañeros del sector del reciclaje en Vigo que también están interesándose para reutilizar el producto.

De momento, para acumularlas, en A Coruña han instalado contenedores de toda la vida, ascendidos a punto de depósito de pellets con una pegatina.

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