CONCLUYE EL JUICIO

El padrastro y la madre de la pequeña Sara hacen uso de la última palabra en el juicio para defender su inocencia

La niña de sólo cuatro años murió por una brutal paliza y después de haber sido violada.

Entre sollozos y nerviosismo Davinia, la madre de la menor asesinada, aseguraba en su alegato final que ella no sabía nada: "Soy inocente, y este, si se le puede llamar persona, a mí y a mi hija nos ha jodido la vida".

Igual de inquieto se mostraba Roberto, el que en aquel momento era la pareja de la madre de la pequeña Sara. Él defiende rotundamente su inocencia: "No soy un monstruo. Tengo la conciencia muy tranquila de que no he hecho nada a Sara".

El abogado de Davinia, visiblemente afectado, alegaba: "Es que Davinia nunca vio a Roberto golpear a su hija". La fiscalía sigue pidiendo prisión permanente revisable para ambos. Para el encausado como autor material y para la madre por omisión de los hechos.

La fiscalía defiende que el auténtico móvil del crimen de Roberto es el odio que tiene hacia los extranjeros. Para ellos, el padre biológico, de origen rumano, estaba en su punto de mira. Pero la defensa descarta esa teoría: "¿Ustedes creen que alguien que odia a los rumanos, viola y mata a una niña de 4 años, por su odio a los rumanos?".

Sara murió en agosto de 2017, por fuertes golpes en la cabeza. Tras la autopsia, además, descubrieron moratones en sus piernas que podría indicar una violación.

El juicio comenzó el pasado 25 de abril. La próxima cita será el miércoles que viene, cuando el magistrado convoque al jurado popular para entregarle el objeto del veredicto y que comiencen la deliberación.

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