ASÍ VIVIMOS EL CAMPUS WOMEN
Ocho mujeres sobre un escenario o cómo una niña de 11 años tiene las claves para liderar la ruptura de los techos de cristal
Celia Arozamena, de 11 años, sube al escenario del Campus Women –una sesión organizada por Google sobre mujeres y liderazgo– y de pronto llena de aire fresco la sala. Tal vez no sepa que hasta 2234, según el World Economic Forum, las mujeres no conseguiremos la igualdad con los hombres.
Cierto es que en el auditorio, eminentemente femenino, el clima no era en absoluto amenazante pero la soltura y destreza con la que Celia, con solo 11 años, pisa y se mueve por el escenario es admirable. Quizá sorprende aún más después de que María Blasco, científica y directora del CNIO, nos haya hablado de un estudio que dice que a partir de los 6 años, las niñas no se sienten tan capaces y pierden confianza en sí mismas, algo que no pasa hasta esa edad y que no sucede igual en el caso de los niños.
Los sesgos inconscientes y estereotipos se normalizan y desfavorecen a las mujeres
Superada la primera impresión, Celia presenta en pocos minutos y de forma clara y concisa su proyecto 'Lluvia de semillas' para reforestar Haití, una idea que ha sido premiada en el South Summit 2017 –competición infantil de proyectos de emprendimiento– . Y con el mismo desparpajo explica qué necesita para llevar a cabo su proyecto: "semillas, voluntarios y financiación".
En su presentación proyectada en las numerosas pantallas del auditorio la primera diapositiva está dedicada a una foto de su equipo. Sí, porque Celia Arozamena es a sus 11 años, líder de un equipo. Esto es muy importante porque, según un informe de Naciones Unidas de 2017, las mujeres solo ocupan el 25% de los cargos directivos en el mundo y ganan un 24% menos que los hombres.
Sólo unos minutos antes, al inicio de la jornada, hemos escuchado a a dos de esas mujeres directivas, las General Manager de dos empresas como LinkedIN y Deliveroo –Sarah Harmon y Diana Morato–, hablar de gestionar equipos y de las características de una líder y Celia -insisto, de 11 años- parece que reúna todas ellas. Es una gran comunicadora, tiene confianza, humildad y reconoce el trabajo de los demás.
Celia parece totalmente ajena a los datos de la exposición de María Blasco, científica y directora del CNIO, que presenta el panorama desolador actual para las mujeres: desigualdad salarial, ausencia de mujeres en puestos directivos, en el panorama cultural, silenciadas en la historia...
Por dar sólo un dato y sin entrar en detalles, Blasco aporta un estudio sobre 144 países que anualmente elabora el World Economic Forum y que da una fecha aproximada en la que se llegará a conseguir la igualdad. La fecha que maneja ella es la de 2015 y decía que habría que esperar a 2133 para conseguir igualdad. Tras comprobar hoy el informe de este año, la nueva fecha es 2234. Sí, en lugar de reducirse, la brecha por la desigualdad crece año tras año.
Las mujeres solo ocupan el 25% de cargos directivos en el mundo y ganan un 24% menos que los hombres
A pesar de ello, Celia no sólo parece ajena a este tsunami de datos desalentadores, sino que en ella no hay ni rastro de los sesgos inconscientes -demostrados por diferentes estudios- que la científica María Blasco ve como el principal problema para luchar contra la desigualdad.
Sesgos y estereotipos que se normalizan, acumulan y desfavorecen a las mujeres. Blasco utiliza el experimento del curriculum vitae de John y Jennifer, por el que se presentaban dos CV exactamente iguales salvo que uno era de un hombre y otro de una mujer, para un puesto en un laboratorio. El CV del chico recibía mejores valoraciones a pesar de ser exactamente igual que el de ella. Ahí es donde operan estos sesgos de los que debemos empezar a ser conscientes.
El año en el que se calcula que se alcanzará la igualdad es 2234
Por eso son tan importantes programas educativos como el de la Fundación Créate –en el que se enmarca el proyecto de Celia- en el que grupos de niños y niñas trabajan juntos y en los que las niñas refuerzan su autoconfianza y liderazgo y del que obtendrán, me atrevo a decir, las herramientas necesarias para romper el techo de cristal.
La confianza es una de esas herramientas, y la periodista Ana Ormaechea nos confiesa que su ausencia es una carencia del emprendimiento femenino. Lo que ella, emprendedora, sí gasta es tesón de sobra y nos cuenta que así, a base de tesón, se plantó en Stanford con hambre de aprender, otra de las constantes en su carrera. Unos años después ha montado dos startups, es socia de una tercera y difunde su conocimiento sobre emprendimiento a futuros y futuras periodistas, de nuevo otro empeño suyo.
Y es un empeño fundamental porque otro problema que incrementa la desigualdad es la falta de referentes femeninos. Celia Caño, directora general de Equmedia, dice que sólo cree “en el liderazgo desde el ejemplo” y todas estas mujeres son ejemplo de liderazgo.
Mujeres que como Belén Coca, creativa y emprendedora con La voz creativa, cantan porque está convencida de que tenemos que cantar más y entona su voz para decirnos que "como mujeres líderes tenemos que guiarnos unas a otras" y ella lo hace desbordando creatividad.
Otra mujer que desborda creatividad es, sin ninguna duda, Agatha Ruiz de la Prada, y ella cierra el Campus Women 2017. Lo hace con un relato sobre cómo ha vivido siempre con la libertad para decir lo que piensa y para vivir como quiere sin pedir permiso. “Dije que nunca iba a tener un trabajo aburrido” y a la vista está que lo ha cumplido. Agatha Ruiz de la Prada dice que “hace moda feliz”, un estilo que según ella explica es contrapuesto al estereotipo de "femme fatale" que promueve la moda diseñada desde un punto de vista masculino.
Gracias a Sarah Harmon, Diana Morato, María Blasco, Celia Arozamena (11 años), Ana Oarmaechea, Belén Coca, Celia Caño y Agatha Ruiz de la Prada por inspirar y ser referentes para las mujeres que se enfrentan cada día a la realidad de los datos de la desigualdad de género y luchan por superar las brechas y romper techos de cristal.
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