HAN MUERTO CUATRO CORREDORES EN TRES SEMANAS
La fiebre del running se cobra dos víctimas mortales más por la falta de chequeos médicos
Piden que antes de inscribirse en una carrera, los corredores se sometan a algún tipo de reconocimiento médico: pruebas de esfuerzo y chequeos. Este fin de semana han muerto dos corredores y en sólo tres semanas ya suman cuatro los fallecidos. En Francia y en Italia obligan a presentar un certificado médico antes de recoger el dorsal. La fiebre por el running ha hecho que aumente el número de participantes en maratones y también el número de accidentes cardiovasculares.
Ha sido un fin de semana trágico para los amantes del running, dos atletas han muerto en Asturias y Cantabria cuando se encontraban a menos de tres kilómetros de la meta. "La gente tiene una idea equivocada de lo que es el correr, no es una actividad física inocua, se necesita preparación", explica Juan José Andérez, presidente de la Federación Vasca de Atletismo.
Una de las víctimas es un vallisoletano de 37 años que se desplomó mientras corría el medio maratón de Gijón. La otra es un cántabro de 42 años que sufrió una parada cardiorrespiratoria durante la carrera de montaña de Otañes. Los organizadores aseguran que el corredor estaba sobradamente preparado para afrontar la prueba. "Es accesible a todo el mundo, y no tenía compliación", explica José Antonio Blas, director técnico de la carrera de Otañes.
En España no existe una legislación que obligue a los corredores a someterse a un reconocimiento médico antes de participar en una carrera. Es responsabilidad del atleta hacerse los chequeos correspondientes y estar en buena forma física. "La mayoría pasamos pruebas de esfuerzo una vez al año y los habituales análisis", explica Jesús García, corredor.
Los únicos dos países que exigen a los runners un certificado médico antes de recoger el dorsal son Francia e Italia. Los médicos avisan: tan perjudicial es el exceso de ejercicio como el sedentarismo, hay que encontrar el equilibrio.
"Le habían lavado el cerebro"
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El contexto Adriana di Gerónimo se enteró de que su hermana estaba recluida en una congregación católica que había recibido denuncias por abusos sexuales. Al recibir la noticia, no dudó en dirigirse a Manresa para ayudarla.