EN ÁREAS DE ACCESO GRATUITO PRIMA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Guías turísticos de Barcelona protestan contra el intrusismo

Continúa la protesta de los guías turísticos catalanes. Están hartos de la competencia desleal de los guías pirata, que organizan rutas por monumentos como el Parque Güell, a pesar de que la ley lo prohíbe. Exigen que el Ayuntamiento y la Generalitat persigan a estos guías sin licencia y también quieren que los propios turistas se conciencien y solo contraten a los profesionales.

La ley establece que la actividad de guía de turismo es libre excepto en el interior de los monumentos declarados bien de interés cultural, sin embargo, no se cumple.

Los guías turísticos catalanes están hartos de que los guías "pirata" organicen rutas por el parc Güell. Han anunciado movilizaciones a las puertas del monumento durante los próximos días.

"Los guías que han pasado el examen de la Generalitat y cotizan como autónomos somos los únicos que legalmente podemos explicar un monumento declarado Bien de Interés Nacional de Catalunya (BCIN), como la Sagrada Família o la Catedral", explica Lídia Santiago, guía profesional barcelonesa y miembro de la Asociación Profesional de Guías Turísticos de Cataluña (APIT) .

En las áreas de acceso gratuito, esta exclusividad queda en el aire porque priman el derecho de paso y la libertad de expresión: cualquiera puede entrar en el parque de Gaudí y explicar sus características a quien quiera escucharle.

Pero cuando sea de pago, ya no habrá derecho de paso y, a juicio de los guías acreditados, ya no habrá excusa para no aplicar la ley."El turista que quiera ir por libre, que vaya por libre. Pero los grupos que mueven los turoperadores, que entran con entrada grupal, no deberían poder llevar un guía sin título", sostiene Santiago.

El consistorio, en cambio, considera que la acreditación ya conlleva un "trato diferenciado" que les "pone en valor", porque les permite acceder gratis al parque -máximo tres por grupo-.

Para el turoperador, esto significa un ahorro de 21 euros como mucho, un importe poco atractivo frente a la diferencia de precio entre tres intérpretes con y sin título, que puede llegar a superar los 300 euros.

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