EL MONTAÑERO RELATA LOS FALLOS QUE LE COSTARON LA VIDA A SU AMIGO

Juan Bolívar, único superviviente en Marruecos: "Tras cinco días sin comer tuve que agarrar yo a José para que no se ahogara"

Juan Bolívar, el único superviviente del accidente de los espeleólogos españoles en Marruecos, ha relatado en rueda de prensa cómo pasó días con su amigo gravemente herido esperando al equipo de rescate, y lo defectuoso de un operativo repleto de errores humanos que terminaron costándole la vida al montañero José Antonio Martínez.

El equipo de rescate para socorrer a los accidentados en Marruecos ha ofrecido una rueda de prensa para detallar el operativo que, tristemente, no se les permitió desplegar.

La rueda de prensa ha contado con la presencia de Juan Bolívar, el único superviviente de la tragedia, que ha contado cómo sucedió el accidente y qué falló en el rescate. "Muchos se pararon y los otros tres que subíamos el pico seguimos para arriba. Nos separamos, nos despedimos y hasta tres días cada uno por su lado", cuenta.

"Subimos los tres juntos con fuerza y con ánimo. Trascurridas 12 horas andando paramos  para comer y para mirar. En el momento de parar miramos el dossier y los planos topográficos y decía que a 500 metros de desnivel que nos quedaba encontraríamos una cascada que no podíamos sortear, y que 5 metros antes tendríamos una pequeña escalada de 15 ó 20 metros por lo que cogimos un poco de fuerza para llegar a la cascada", cuenta Bolívar.

"En un momento dado miré para abajo y vi a los dos cayendo, pensaba que era una película"

"Llegamos a la cascada, subimos la pequeña garganta que había que sufrir, Gustavo subía el ascenso, José se quedaba dándole cuerda y  yo me quedaba recogiendo el material en las mochilas. Llegado el momento llegó arriba del todo Gustavo y debido al ruido no se escuchó si había dejado libre la cuerda", afirma el montañero.

"Entonces subió José Antonio para establecer contacto visual y yo los vi juntos, a José Antonio hablando con Gustavo. En un momento dado miré para abajo y vi a los dos cayendo, pensaba que era una película, que no estaba pasando de verdad", detalla emocionado el espeleólogo.

"Tras pasar el shock yo fui a por José que era el que tenía a mano, la verdad es que sangraba abundante por la cabeza pero estaba consciente, estaba convulsionando, por lo que me fui a por Gustavo para ver cómo estaba. Al llegar a su altura lo llamé pero no tenía nada de movimiento, cuando encontré la boca y los ojos estaban blancos y la boca llena de sangre", revela Juan Bolívar. "Lo di ya por muerto y me bajé a por José. Le ayudé a quitarse el arnés y a desengancharse de la cuerda".

"Le dije, José aguántame cinco minutos que estás fuera"

"Le hice una especie de iglú en la nieve, cogí toda la ropa de abrigo suya y la de Gustavo y se la puse encima ya que empezaba a anochecer y empezaba a entrar frío. Cogí mis cosas y me monté mi refugio y ahí pasé la noche como pude", cuenta Juan Bolívar. "Esa noche mandé mensaje de despedida a todo el mundo pensando en lo peor".

"Aguanté seis días como pude, subía, le daba de comer y todos los días hablaba con él perfectamente. Después del segundo día hablaba tranquilo y así aguantamos como pudimos no sé ni cuantos días”, explica. “Al final escucho voces y me encuentro en la parte alta del lado contrario a dos personas con cuerdas que me hacen señas, que me dicen si todo bien".

"Ya con la esperanza te da el bajón porque como están ahí te puedes dejar llevar. Me lanzan una cuerda, me lanzan la camilla y veo que nadie baja ni hace nada. Yo no soy médico ni he puesto una camilla en mi vida. Me niego que bajen que para eso son los expertos y que yo".

"Entonces bajó uno de la Gendarmeria de Marruecos, puso a José en la camilla y cuando esta correcto le hizo señas a su compañero de arriba para que comenzara la ascensión de la camilla. Hasta ese momento José estaba vivo y yo se lo dije, José aguántame cinco minutos que estás fuera, que estamos ya que nos vamos a casa", relata Bolívar. "Lo ayudé yo a empezar a subir la camilla. Tuve que agarrarlo yo después de cinco días sin comer para que no se ahogara, hasta que el de la Gendarmería vio que no podía más, puso una roca sobre la cabeza de José para que yo descansara y le hacía señas a su amigo para que subiera la camilla".

"Hubo otro pequeño tirón de cuerda y fue cuando la camilla se fue directo a la catarata"

"No sabía por qué no subía, por qué no había tirón de cuerda. Entonces hubo otro pequeño tirón de cuerda y fue cuando la camilla se fue directo a la catarata. Debajo de la catarata sale con el gendarmen, que iba enganchado a la camilla. Salió como pudo. Yo le preguntaba cómo podía, qué pasa con tu amigo, por qué no sube la camilla. Él me dijo que mi amigo estaba bien, que había dejado la cabeza fuera del agua. Me dijo que su amigo no tenía fuerza que fue a buscar a gente".

"Llega la noche, José Antonio sigue en el agua y el gerdarmen me dijo que íbamos a sentarnos. Yo no podía hacer nada y escuchaba a José diciendo que se ahogaba, así se pasó la noche y por la mañana llegó el de la Gerdanmería y me dijo que iba a ver a mi amigo, yo ya le daba por perdido".

"Llegado el momento llegó hasta la camilla, desenganchó que la cuerda y directamente tiró la camilla al río. La dejó un día, tenía a la vista las manos que flotaban. Entonces el de la Gendarmería se dio cuenta, me miró y subió para arriba y se largó". "Me dejó solo de nuevo y a las dos horas apareció protección civil de Marruecos. Entre todos conseguimos sacar la camilla del río y José Antonio había fallecido. Los de protección de civil me dijeron que si quería salir lo más rápido era acompañarles por un camino de cabras. Yo ya tenía ganas de quitarme del medio y, después de cinco días, me pegué otras cuatro horas de caminata hasta llegar al pueblo. 100 metros antes de llegar a la ambulancia sí me metieron en una camilla, eso es lo que me ayudaron".

laSexta/ Sociedad/ laSexta