PARA CONCIENCIAR DE LA IMPORTANCIA DE LA PREVENCIÓN
'Las gafas para no mirar a otro lado': la campaña que muestra el sufrimiento de las víctimas de violencia machista
Ponernos en la piel de las mujeres que sufren violencia machista: es el objetivo de la nueva campaña de Interior. Este ministerio ha diseñado unas gafas de realidad virtual con las que muestran en 360º escenas de maltrato para concienciar de que la prevención es tarea de todos.
El Ministerio de Interior ha lanzado una campaña para luchar contra el maltrato físico y psicológico: las gafas para no mirar a otro lado. Se trata de un instrumento de realidad virtual que nos permite introducirnos en un escenario de 360 grados para presenciar tres historias de manera real, como si estuviésemos allí.
La primera es de maltrato psicológico y en ella aparece un hombre insultando a una mujer en lo que parecer una cafetería.
El segundo escenario nos sitúa en una escena de violencia machista entre los jóvenes con una pareja que discute en un parque. Y, por último, la escena más dura, la de la violencia física en una casa.
Salimos de la realidad virtual conmovidos. El golpe físico no lo sientes, pero estos vídeos en 30 grados se introducen tanto en la escena de maltrato que hacen que lo que se sienta sea más emocional.
"Lo que vemos a nuestro alrededor muchas veces no nos gusta y tendemos, entonces, a desviar la mirada", señala Fernando Grande-Marlaska. "Desgraciadamente, no nos implicamos lo que deberíamos. Sobre todo la familia y los amigos", añade Elena Palacios, inspectora jefe de la Policía Nacional.
También ellos se conmueven, policías con años de maltratos a sus espaldas. "En los vídeos lo he encontrado lo mismo que sucede en la realidad", apunta Ricardo Toro, jefe de la Unidad Central de Familia y Mujer de la Policía Nacional.
Pongámonos las gafas para no volver a repetir y verlo todo en negro.
Su familia ha interpuesto una denuncia
Un menor de 13 años, en el hospital tras recibir una paliza a la salida de un instituto de Granada
Un estudiante del mismo centro educativo le zancadilleó a las puertas del centro y comenzó a patearle. Fuera, continuó increpando al joven y golpeándole ante la mirada de las madres y de los padres que allí esperaban.