Por qué el derecho a la muerte digna supone el fin de un camino de dolor para muchos

Fernando, quien padecía ELA, decidió viajar a Suiza para recibir el suicidio asistido. "Aunque nos llega tarde, estamos muy contentos de que las personas en la misma situación tengan más facilidades", expresa su hija Belén, quien no puede evitar imaginar cómo hubiera sido todo el proceso hoy en día: "Hubiera sido mucho más acogedor, mucho más llevadero, e impidiendo todo ese sufrimiento".

Este sentimiento también lo comparte Lola, hermana de Jesús, quien se quedó tetrapléjico a los 28 años en un accidente. "Sientes la alegría y la pena de no poder compartirlo con él, de no poder decirle que 'esto ya está'", cuenta la mujer, visiblemente emocionada.

Fue Jesús quien 30 años después de su accidente, pidió a su hermana que lo ayudara a morir. Lola lo tenía todo preparado. Sin embargo, un mes antes Jesús falleció por una infección. "Yo en ningún momento tuve la sensación de que me iba a convertir en una delincuente, para nada, al contrario, era justicia mucho más alta que la divina, era justicia humana".

Con la a ley aprobada, ahora Lola imagina cómo hubiera sido ese día para su hermano: "Yo sé que a mi hermano le hubiera gustado hacer una fiesta, la última borrachera". "El poder decidir sobre la propia muerte, es tener poder sobre la propia vida", manifiesta.

El texto de la nueva ley sitúa a España como el quinto país en regularizar la eutanasia, después de Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Canadá. "Estamos entrando en un pequeño grupo de países más civilizados. Ya no vivimos la muerte como una resignación, sino que hasta el final de la vida vamos a poder decidir", destaca Loren Arsaguet, secretaria de la Asociación Federal del Derecho a Morid Dignamente.

Mientras, en Colombia, aunque la práctica es legal, no está reglamentada a través de una norma. Además, la eutanasia también está permitida en algunas partes de EEUU y Australia. aunque en casos muy concretas. Y en Nueva Zelanda, está previsto que ley entre en vigor en noviembre.