LA INICIATIVA HA TENIDO EXCELENTES RESULTADOS

Los perros de los trabajadores del hospital La Fe entretienen a niños con cáncer y hacen más llevadera su estancia

Siete voluntarios trabajadores del Hospital La Fe de Valencia han prestado sus perros, adiestrados previamente por un experto, a nueve niños oncológicos del centro para aliviar la ansiedad y la monotonía que les produce su hospitalización.

El éxito de la fase piloto ha sido tal que el programa, 'Can de la mano', se extenderá a los niños ingresados en psiquitría y lesionados medulares y ante la previsión de que la demanda de estas "adopciones virtuales" se "dispare" ya están entrenando a otros nueve perros.

La consellera de Sanidad Universal y Salud Pública, Carmen Montón, y el coordinador del programa y neumólogo pediatra de La Fe, Juan López Andreu, han presentado este lunes este programa, que durante un año han permitido a nueve niños de entre 4 y 13 años de Oncología tener una veintena de encuentros con estos perros.

La idea, ha relatado López, surgió cuando una adolescente, María Victoria, tuvo que volver a ser hospitalizada tras varios años sin ser ingresada lo que le provocó un "golpe emocional". Le ofrecieron pasar un rato con el perro de uno de los médicos y la experiencia fue "tan satisfactoria" que plantearon extender el programa al resto de menores ingresados.

Para ello, pidieron voluntarios y siete médicos y enfermeros del hospital se ofrecieron a compartir sus perros con los menores ingresados. Para ello, tuvieron que pasar seis meses de entrenamiento, primero en un centro en Nules (Castellón) seguido de un periodo de adaptación en el hospital, bajo la dirección del adiestrador Víctor Caballero.

Los perros, dos golden-retriever, un labrador, un border collie, bouvier de berna, y dos huskys, aprendieron a obedecer, a sentarse, a levantarse, a dar la pata, o a echarse cuando se lo ordenaban. Cuando estuvieron preparados los voluntarios del hospital crearon una página web y una aplicación informática con estas siete mascotas y sus características y pasaron por un estricto control veterinario. La adopción virtual podía comenzar.

Los beneficios de este programa fueron inmediatos tanto para los menores como para sus familias, explica la facultativa Bárbera Torres. Los niños rompen con la monotonía de su ingreso y durante un rato al día, cuando su médico lo permite por la evolución de su tratamiento, pueden abandonar el aislamiento de su habitación y acudir a un pasillo con grandes ventanales para encontrase con el perro que han escogido y comenzar a darles órdenes.

Los perros, les obedecen, pasean y juegan y los niños "se sienten especiales, más seguros y con menos miedo". Este cambio de humor es palpable no solo cuando están con sus mascotas sino los días previos, ilusionados por la cita, incluso posteriores, destaca.

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