ALTERNATIVA MÁS ECOLÓGICA
Mallas de algodón en vez de bolsas convencionales: la última novedad en la batalla contra el plástico en los supermercados
La alternativa al plástico en algunos supermercados pasa ahora por la tela, con bolsas de algodón que podemos adquirir por un euro. Los ecologistas creen que es la presión ciudadana la que está llevando a los comercios a tomar medidas.
Las mallas de algodón cuestan un euro por unidad, te las puedes llevar a casa y son una opción alternativa a las bolsas de plástico tradicionales en los supermercados.
"Es de algodón 100%, se puede lavar y se puede reutilizar en su acto de compra en nuestra tienda o cualquier otra tantas veces como quiera", explica Víctor Manuel Martín, responsable de sostenibilidad en Carrefour.
Esta es una de las últimas novedades en unos pasillos de supermercados con cada vez más ideas contra el plástico. Y es que en muchos ya se ve con normalidad que el cliente lleve su propio táper a la sección de frescos.
En otros, se han sustituido los encurtidos en bandeja de plástico por envases de vidrio y las bandejas de corchopán por bolsas reutilizables o por la fruta al desnudo.
Algunos establecimientos indican en los envases cuánto tienen de plástico reciclado o de otros materiales para que el cliente escoja, y los hay que las en las bolsas de la línea de caja ofrecen varias opciones menos dañinas.
"Hemos sustituido las bolsas de plástico convencional en la línea de cajas por opciones compostables, en papel, con plástico reciclado, que potencia una economía circular", indica Cristina Rodríguez, responsable de sostenibilidad de Eroski.
Son algunos avances, aunque los ecologistas recuerdan que en España queda mucho aún por hacer. "En cuestión de residuos y de plásticos podemos decir que en España seguimos todavía a la cola en cuanto a la generación, producción y, sobre todo, embalaje de envases",asegura Julio Barea, responsable de campañas de Greenpeace.
España el cuarto país en generar residuos plásticos en la Unión Europea, una situación que, sin embargo, está cambiando. "La gente ya no quiere plástico, se ha concienciado de que no es bueno", indica una trabajadora.
Precisamente, dicen los ecologistas que son los ciudadanos, pequeños revolucionarios anónimos, quienes están tirando del carro.