LA COMIDA SOBRANTE SE SUELE TIRAR POR RAZONES HIGIÉNICAS

Más de 200.000 personas piden que la comida sobrante de los comedores escolares sea entregada a centros sociales

Cristina Romero, de Girona, quiere acabar con el desperdicio de alimentos en los comedores escolares. Entregará 225.000 firmas en el Congreso para que la comida sobrante en los colegios sea entregada a personas necesitadas.

La campaña 'No al despilfarro de alimentos en comedores escolares. La comida no es basura', desarrollada en la plataforma de peticiones ciudadanas 'Change.org', se dirige a los Ministerios de Sanidad y de Agricultura y a las autoridades de Consumo. Con sus 225.000 firmas pretende acabar con el desperdicio de comida en los colegios.

Según explica Cristina Romero, una madre de Girona, empezó a tomar conciencia del problema en el colegio de su hijo, de ocho años, donde observó que sobraba comida porque los menús de la empresa proveedora eran de la misma cantidad para niños de tres años que de seis o doce. Por este motivo preguntó qué se hacía con el resto.

La respuesta fue que lo sobrante debía desecharse por razones higiénicas, para evitar intoxicaciones, en virtud de la Ley 17/2011 de Seguridad Alimentaria y Nutrición, dice Romero. No satisfecha, contactó con la Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria, donde le dijeron que sí que hay colegios que ya aplican la reutilización de alimentos. Por sus averiguaciones, "la clave es la congelación".

Se trata de congelarla durante 48 horas y distribuirla posteriormente, sin ningún tipo de problema. Pero no se hace, "primero, por la falta de voluntad y segundo para eximirse de responsabilidades", sintetiza Romero, por el "miedo" que tienen los colegios a que haya una intoxicación.

Por eso, se trataría de que el centro social que recoge la comida firmara una hoja de conformidad sobre las condiciones de entrega y temperatura adecuada, como lo haría la familia a la que se destine finalmente. Todo esto lo ve más complicado en el caso de las empresas de 'catering', pues necesitarían adquirir los recipientes de congelación, lo que podría encarecer el precio final de los menús y esto, a su vez, perjudicaría a los usuarios del comedor escolar.

Agrega que en el colegio de su hijo se consiguió ajustar las raciones y ya prácticamente no sobra nada, algo que se puede hacer en toda España, según defiende. En relación con la ley citada, reconoce que no se pueden cambiar porque es un beneficio para todos, pero plantea "un plan de trazabilidad" para aprovechar esos excedentes siguiendo unas indicaciones, en el caso de la comida que se prepara en los pucheros.

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