TIENEN UN MAYOR PERIODO DE ADAPTACIÓN
Los mayores de 50 años, los niños y los pacientes con demencia, las personas más afectadas por el cambio de horario
Al haber una alteración de los ritmos noche-día, puede ser necesario un periodo de adaptación mayor. Según, el Instituto de Neurociencias Avanzadas de Madrid, en algunas personas podría darse "irritabilidad y problemas para conciliar el sueño".
En la madrugada de este sábado 24 al domingo 25 de marzo se produce el cambio de hora que hará que los días sean más largos, al adelantarse los relojes una hora (a las 2:00 serán las 3:00).
El Instituto de Neurociencias Avanzadas de Madrid (INEAMAD) del Hospital Nuestra Señora del Rosario aborda las enfermedades y trastornos del sistema nervioso central y periférico. El neurólogo de este centro, Francisco Gilo, ha explicado que "si los ritmos circadianos noche-día se ven alterados, puede haber un desfase que necesite un periodo de adaptación para que el cuerpo se resincronice".
La sintomatología, en estos casos, puede variar de unas personas a otras y entre sus efectos puede producirse "irritabilidad y dificultad para conciliar el sueño, ya sea insomnio o hipersomnia, fruto del cansancio, pero son síntomas menores que requieren un periodo mínimo de adaptación", ha comentado el Dr. Gilo.
Cada persona se verá afectada de un modo u otro y habrá quienes no noten síntoma alguno. De esta manera, Gilo ha asegurado que los niños y las personas mayores de 50 o afectadas por alguna demencia, son los individuos menos tolerantes al cambio, "debido a que sus cerebros son más inmaduros o porque están sometidos al envejecimiento", respectivamente.
Como explica el Dr. Gilo, estas personas son más vulnerables a este cambio de horario, y lo que en adolescentes y personas sanas de hasta 50 años puede ser un periodo de adaptación de "entre 24 y 48 horas", en ellas "puede durar entre tres y cuatro días".
Para reducir al máximo los síntomas, el Dr. Gilo aconseja ir "adelantando los relojes días previos al cambio de hora e intentar ir haciendo una adaptación progresiva a la hora de comer, acostarse o hacer deporte".
Por supuesto, la luz es un factor determinante en este proceso. Su incremento provoca que los horarios de levantarse y acostarse varíen, alterando la estabilidad del organismo. Para reducir esto, la llamada "terapia lumínica" puede ayudar a contrarrestar los efectos de este cambio horario.
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