Un niño de 15 años sobre el rescate de heridos: "Creo que hicimos lo que pudimos"

Las declaraciones de las personas que por un día fueron héroes anónimos empiezan a tener nombre y apellidos. Todos ellos cuentan su experiencia del miércoles 24 de julio, cuando a las 20:42 horas el tren Alvia con destino a Ferrol se estrellaba en Santiago de Compostela.

Una de estas experiencias es la que cuenta José Ramón Gutiérrez, un niño de 15 años, que cuenta que "una señora estaba gritando y buscando a su hijo, estaba muy herida, y yo vi que su hijo estaba muerto, lo estaba casi pisando, y yo ya mire para otro lado y me fui para otro sitio porque era incapaz de estar allí".

También habla de cómo sacaron a los heridos de las vías del tren "pero como no había sanitarios suficientes acabaron muriendo desangrados". No obstante, este niño de 15 años reconoce que "hicimos lo que pudimos".

Su madre, Maika Rodríguez, recordaba que vio a vecinos que "no tenían dos brazos, yo he visto vecinos que tenían seis brazos". También cuenta que la ayuda fue tan ejemplar entre los vecinos que acabaron sin sabanas ni toallas en casa.

Esta tragedia le ha valido a Maika para saber que "si le pasa a mi hija, pues se seguro que si le pasa a mi hija le pasa o a cualquiera, habrá otra persona que hará lo mismo".

Los servicios sanitarios estuvieron desbordados la noche del miércoles, y eso lo saben Raquel y Rosa, dos de las enfermeras que vivieron momentos muy tensos ese día. Rosa Villar asegura que "llegaban sucios y con ropa rota". "La familia llegaba llorando y sangrando por todas partes y no sabías por dónde empezar", explicaba Rosa.

Todas estas personas saben que gracias a su ayuda y colaboración activa consiguieron que en este accidente de Santiago se salvaran las vidas de muchas personas.