Nuevas pruebas apuntan a Bruno Hernández como culpable del asesinato de su inquilina

Nuevas pruebas encontradas empiezan a esclarecer los sucesos acontecidos en el chalet de Majadahonda propiedad de Bruno Hernández. La Guardia Civil encontró en la finca restos óseos y sangre que pertenecen a Adriana Gioiosa, la inquilina argentina de Hernández.

Los cuerpos de seguridad encontraron también un maletín con cuchillos, machetes y hachas además de un ticket de compra reciente que indicaba que Hernández había comprado material de limpieza. La maleta con la que supuestamente la mujer argentina de 55 años se fue de viaje, según el testimonio que la familia recibía del móvil de la desaparecida, fue encontrada también dentro del chalet, lo que desmonta la posible versión de que Gioiosa se marchó de viaje.

Las incoherencias en el testimonio de Bruno Hernández se multiplican. La desaparición de su tía, propietaria del inmueble y de una finca en Toledo, del que el acusado declaró que la había dejado "en algún lugar de Ávila", acrecentan la idea de que pudo haber acabado con ella. El usufructo de los inmuebles fue proporcionado a Hernández al desaparecer su tía.

El acusado fue el último en verla hace cuatro años y se defiende de las acusaciones alegando que era "el único de su familia" que tenía contacto con la desaparecida.