EL JUZGADO DE GRANADA HA DECIDIDO PROCESAR AL SACERDOTE POR "INDICIOS RACIONALES"
El padre Román, procesado por abuso sexual a un menor
El presunto líder del clan de los Romanones, el padre Román, va a ser procesado finalmente por abusar sexualmente de un menor. El juez cree que hay indicios de que abusó sexualmente de forma continuada del joven que denunció los hechos el pasado año ante el mismo papa. Le ha impuesto, además, una fianza de 50.000 euros por responsabilidad civil. Podría pasar en prisión hasta diez años. La causa con tra el resto de la congregación fue archivada porque, en la mayoría de los casos, los delitos habían prescrito.
El Juzgado de Instrucción 4 de Granada ha decidido procesar al padre Román, líder de un grupo de sacerdotes diocesanos y dos seglares, ante los "indicios racionales" de delitos de abuso sexual y prevalimiento al joven de 25 años que lo denunció en 2014 por unos hechos ocurridos supuestamente cuando éste era menor.
En el auto de procesamiento, contra el que caben recursos de reforma y apelación, el juez Antonio Moreno, que recuerda que estos delitos están castigados con penas de prisión de cuatro a diez años, fija además en 50.000 euros la fianza que deberá consignar este cura por posible responsabilidad civil.
Aunque la causa, sobre la que llegó a pronunciarse el papa Francisco, ha llegado a contar con doce imputados, diez curas y dos laicos, de los que cuatro fueron detenidos, la Audiencia decidió declarar prescritos los delitos atribuidos a once de ellos por lo que actualmente en el proceso sólo continúa el padre Román.
Reitera el auto la responsabilidad civil subsidiaria del Arzobispado de Granada en caso de que ésta se acordara definitivamente y ordena que se reciba al padre Román para una declaración indagatoria, cuya fecha se concretará en otra resolución.
Una vez finalizadas las diligencias de instrucción, el juez aprecia "indicios racionales de criminalidad" y estima asimismo "corroborados los iniciales indiciarios" hechos por los que comenzó el procedimiento judicial tras la denuncia presentada en octubre de 2014.
En esa denuncia el joven exponía haber sido víctima de "continuados o permanentes" abusos sexuales por parte de un grupo de sacerdotes de la Diócesis de Granada desde el año 2004, cuando tenía 14 años, hasta 2007, cuando ya contaba con 17 años.