SE ENFRENTAN A PENAS DE HASTA 12 AÑOS DE CÁRCEL
Parte de la tripulación del barco de Proactiva retenido llega a España y denuncian que los cargos son "un insulto"
La mayor parte de la
tripulación de Proactiva Open Arms ha llegado a Barcelona y algunos han
necesitado ayuda psicológica: creen que les están utilizando y que, en plena
negociación para formar gobierno en Italia, su caso se ha politizado. El barco
y dos miembros siguen allí, retenidos, a la espera de que el juez confirme o no
la acusación.
La tripulación de
Proactiva ha sido ovacionada al regresar a España después de haber sufrido
amenazas de muerte de los guardacostas libios y la inmovilización del barco en
Pozzallo. Tras descansar unas horas,
la tripulación del Open Arms ha mantenido un encuentro con un psicólogo para
procesar la dura experiencia. "Han parado a un barco, no a una organización y
nos vamos a defender", explica Gerard Canals, jefe de coordinación de
Proactiva.
En Italia permanecen el
capitán y la jefa de misión a la espera de saber si la justicia italiana
ratifica la acusación de tráfico de personas de la Fiscalía, un inaceptable
insulto según su defensa. "Puede ser en un plazo de diez días desde que
hemos recibido la primera comunicación", señala Anabel Montes, jefa de misión
del Open Arms.
Sólo han recibido apoyo
de la diplomacia española, el rechazo por parte de políticos italianos como
el ultraderechista Salvini y el abandono total por parte de Bruselas. "Están utilizándonos como
instrumento político y criminalizando nuestro trabajo", señala Montes.
Horas difíciles en
Proactiva Open Arms ya que de confirmarse los cargos en su contra, su equipo
podría enfrentarse a penas de entre cuatro y 12 años de cárcel.