LOS CUERPOS SON "PRISIONEROS EJECUTADOS"

Piden el cierre de una muestra de cadáveres humanos en Sídney ante el temor de que los cuerpos sean de ejecutados chinos

Miles de activistas en Australia han firmado una demanda para que se cierre la exposición "Real Bodies", en la que se exponen cadáveres humanos en Sídney. Los protestantes han denunciado que "no han sido transparentes sobre el origen de los cuerpos" y que esta exhibición está relacionada con "trasplantes de órganos ilegales de China".

Activistas en Australia iniciaron una campaña para pedir el cierre de una muestra de cadáveres humanos en Sídney ante el temor de que los cuerpos sean de ejecutados y presos de conciencia en China.

Más de 1.500 personas habían firmado la demanda para cerrar "Real Bodies", una exposición que muestra 20 cadáveres y 200 especímenes anatómicos inaugurada el 14 de abril por la empresa Imagine Exhibitions, con sede en Estados Unidos.

En la solicitud dirigida al ministro de Artes, Mitch Fifield, los activistas denuncian que los organizadores de la muestra "no han sido transparentes sobre el origen de los cuerpos y que falta la documentación válida de los fallecidos y/o sus familiares".

También critica que los niños que acuden a la muestra sean expuestos a cadáveres humanos en diferentes posiciones, incluida una mujer embarazada mostrando a su bebé no nacido en el vientre y fetos de entre 10 y 32 semanas de gestación.

La campaña, realizada a través de change.org, muestra su preocupación de que los cuerpos proporcionados por la Universidad Médica Dalian de China sean de activistas o condenados a muerte, y que hayan sido obtenidos sin ningún consentimiento.

También remarca que 'Real Bodies' está vinculada a trasplantes de órganos ilegales atribuidos a China, en los que se cree que "las poblaciones y presos de conciencia en situación de vulnerabilidad similar son 'donantes' no voluntarios".

La petición fue presentada tras las denuncias de varias organizaciones australianas como Médicos contra la Sustracción Forzada de Órganos, que alertó que los cadáveres podrían pertenecer a miembros del grupo religioso Falun Gong, ilegal en China.

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