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La preciosa historia de don Juan y Teresa, la camarera que se sienta junto a él todos los días en su cafetería
Una usuaria ha compartido la bonita relación que guardan los dos protagonistas de esta historia en una cafetería.
"Hoy llegué más temprano, y al poco rato llegó". Así comienza Amparo un hilo de Twitter que ha emocionado a muchas personas y que cuenta los especiales encuentros de don Juan con Teresa, una camarera de una cafetería.
Esta usuaria de Twitter (@Amparito51043) explica que Juan, un anciano que se quedó viudo, acude todos los días al establecimiento a desayunar. Allí le espera Teresa, que le prepara su mesa y se sienta a charlar un rato junto a él.
"Le tengo cariño, es un señor muy educado, se quedó solo hace un par de años y cada mañana viene a desayunar, y prefiere que yo le sirva, lo cual hago con gusto porque dice que nadie le prepara el café tan bien como yo", dijo Teresa a Amparo, según narra la usuaria en su cuenta de Twitter.
Amparo define a Teresa como "dispuesta", "simpática" y "habladora", alguien que "siempre recibe a todo el mundo con una sonrisa", siendo especialmente "educada y respetuosa" con los clientes habituales como Don Juan.
Él no ve prácticamente a sus hijos, que tienen "una vida muy ocupada", según Amparo. "Teresa me cuenta esto con tristeza. Ella, como yo, perdió a su padre, y no entiende cómo no pueden sacar un ratito, buscar un hueco para dedicárselo, y aprovechar al máximo el tiempo que aún le queda a don Juan", añade.
Pese a no estar bien de salud, el anciano busca fuerzas para ese desayuno que le hace sacar una sonrisa cada mañana. Lo que no sabía Amparo es que la sorpresa que iba a vivir en esa cafetería.
Una sorpresa muy especial
Una de las camareras acercó a don Juan un paquete a su mesa. De pronto, comenzaron a cantar el 'Cumpleaños feliz' a Teresa, la camarera, que no pudo contener las lágrimas. Fue entonces cuando don Juan le hizo entrega de un regalo.
"Ella sorprendida lo tomó y desenvolvió rápidamente... era un frasquito de perfume, uno exquisito, pude verlo desde donde estaba. Teresa le abrazó con tanto cariño que toda la cafetería comenzó a aplaudir el gesto. Don Juan también se emocionó, le tomó una mano y le dijo: 'Gracias, Tere, te agradezco enormemente el trato que me dedicas y lo cariñosa que eres con este pobre viejo, te deseo todo lo mejor en esta vida, hija', relata.
Don Juan le pidió a una de las compañeras de Teresa que le comprase, de su parte, un regalo de cara a su cumpleaños. Amparo se acercó al caballero y le elogió el detalle tan bonito que tuvo con Teresa. "Él me mira y me contesta: 'No, hija, gestos los que ella tiene a diario conmigo, esa muchacha me regala cariño y compañía, siempre me pregunta por mi salud y se ha ofrecido a acompañarme al médico en varias ocasiones... sé que lo dice de corazón y yo no puedo estar más agradecido... ella vale su peso en oro, ojalá fuera hija mía", añade Amparo.
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Por último, Amparo comparte una última reflexión con todos: "No sabemos lo que hay detrás de cada persona y la historia que arrastran, el peso que llevan consigo, y muchas veces en silencio, un silencio que ahoga. Por eso, a veces, sólo basta con regalar algo que para otro puede ser el mejor de los presentes: la atención. Y es que la atención es la caricia más hermosa que podemos ofrecer".
Con algún 'pero'
La Justicia ratifica que llamar "gilipollas" a un jefe no es motivo de despido
Así lo ha ratificado el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM). Eso sí, enfatiza que el insulto debe ser "concreto y aislado" en un contexto determinado, como el caso de un empleado al que le pidieron que se quedara a una reunión al terminar su turno.