SUS ESPOSAS TAMBIÉN HAN SIDO CONDENADAS

A prisión por secuestrar indigentes para lucrarse de sus pensiones y obligarles a trabajar sin sueldo en A Coruña

La Audiencia Provincial ha condenado a 36 y 35 años y medio de prisión a dos hombres por secuestrar indigentes para lucrarse de sus pensiones y obligarles a trabajar, sin remuneración económica, en su domicilio y en ferias.

La sección segunda de la Audiencia Provincial de A Coruña ha condenado a 36 y 35 años y medio de prisión a dos varones por secuestrar a indigentes, mientras que las penas de sus esposas han quedado en un año y seis meses de cárcel, respectivamente.

Las cuatro personas se sentaron en el banquillo acusadas de tratos degradantes, trata de seres humanos, condiciones laborales abusivas, detención ilegal, lesiones y estafa, todos ellos ocurridos entre 2011 y 2015. Obligaban a indigentes enfermos a realizar trabajos en su beneficio sin remuneración económica alguna, tanto en su domicilio como en las ferias a las que acudían para instalar atracciones.

La Audiencia Provincial condena, en una sentencia del pasado 29 de julio que se ha hecho pública ahora, a los dos varones con 36 y 35 años y medio de prisión por cuatro delitos de trata de seres humanos, otros cuatro de imposición de tratos degradantes y un delito de hurto.

Según el tribunal, los dos hombres buscaban "a personas desvalidas, o por circunstancias económicas o por padecer problemas de salud o enfermedad mental, a las que inicialmente convencían para que colaboraran con ellos" en diferentes trabajos.

"El verdadero propósito era el de tener a su exclusiva disposición a estas personas, no solo para realizar para ellos, sin recibir a cambio ninguna remuneración, estas tareas, sino también para lucrarse en su propio beneficio de las pensiones o ayudas sociales de las que fueran o pudieran ser beneficiarios", continúa la sentencia.

Todo se producía en un "ambiente de agresividad, tanto física como verbal, y de hostigamiento", con unas "condiciones de vida absolutamente precarias y carentes de la mínima dignidad", pues tenían que "dormir en cajas de camiones o en galpones" y no tenían "cuarto de baño ni agua caliente para lavarse".

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