EN BRASIL
La protesta contra la violencia vuelve al sambódromo de Río de Janeiro en el desfile de ganadores del Carnaval
La escuela Beija Flor se ha proclamado ganadora del Carnaval 2018 de Río de Janeiro con un desfile que denunciaba la corrupción y la violencia que sufre Brasil.
La protesta social y política ha vuelto al sambódromo de Río de Janeiro durante el desfile de las escuelas ganadoras del Carnaval de Río de Janeiro, que este año apostó por el tono crítico y denunció los males de Brasil.
La escuela Beija Flor, ganadora del Carnaval de Río, ha regresado a la pasarela con su premiado desfile, el cual denuncia la corrupción, la intolerancia y la violencia que golpea Brasil y especialmente el estado fluminense.
Esa violencia, protagonista en las calles de la "Ciudad Maravillosa" durante la fiesta más popular de Brasil, fue la que llevó al Gobierno a decretar esta semana, tres días después del fin del carnaval, la intervención federal en el área de seguridad de Río de Janeiro.
En su osado desfile, la campeona reprodujo escenas grotescas de la vida cotidiana de millones de personas: niños tiroteados en las escuelas públicas, menores víctimas de balas perdidas en sus ataúdes, padres cargando los cuerpos de sus hijos heridos y jóvenes apuntando a sus víctimas en la cabeza con armas.
Beija-Flor también puso en escena los arrastoes (asaltos múltiples), como los que ensombrecieron el carnaval en los barrios más turísticos de Río de Janeiro, cuya seguridad está ahora en manos de un general del Ejército.
También ha vuelto a desfilar Paraíso de Tuiutí, la vicecampeona de este año, que se quedó solo a una décima de la ganadora, con un espectáculo en el que cuestionó si la esclavitud ha desaparecido realmente en Brasil.
La escuela presentó un navío negrero donde situó al presidente de Brasil vestido de vampiro neoliberal, en una clara referencia a Michel Temer, aunque en esta ocasión no le colocó la banda presidencial.
Además de Beija-Flor y Paraíso de Tuiutí, desfilaron otras cuatro escuelas: Mocidade Independente, Portela, Salgueiro y Mangueira. Mangueira, una de las escuelas más queridas por los cariocas, se sumó a la protesta política y cargó contra el alcalde de Río de Janeiro, el pastor evangélico Marcelo Crivella, quien ha reducido a la mitad el presupuesto público de las escuelas de samba.
El alcalde se ausentó de Brasil durante el carnaval -la fiesta que considera pecaminosa- mientras en Río se repetían las escenas de violencia y este sábado fue visto por primera vez durante una reunión con el presidente, Michel Temer, para definir la intervención federal en Río de Janeiro.