La factura de la luz en las fiestas

¿Por qué esta Navidad puede ser la de mayor fractura social?

La Navidad se asoma a la vuelta de la esquina y, con ella, toda la parafernalia: las compras, las decoraciones, los eventos. Los expertos auguran que serán las más caras de los últimos años y que marcarán las clases sociales con mayor ímpetu que nunca.

La cuenta atrás ha comenzado y los días se tachan, rápido, en el calendario: la Navidad se asoma a la vuelta de la esquina y, con ella, toda la parafernalia: las compras, las decoraciones, los eventos. Pero, frente a toda la tradición, este año hay una novedad nada agradable en torno a las fiestas: serán las más caras de los últimos años.

Agárrense los bolsillos, porque las derivadas de la subida histórica del precio de la luz llegan hasta los días más familiares del año. Hay cosas de las que se pueden prescindir y otras de las que no, y la electricidad es una de ellas.

No sólo las luces de adorno del árbol o las que engalanan nuestras calles dependen de ella. También la calefacción para atemperar los días y las noches frías o el horno para preparar las comidas familiares.

laSexta analiza cuáles son los motivos por los que hemos llegado a esta situación y cómo paliar la subida del precio de la luz.

[[H3:​La Navidad es luz y ya lo estamos pagando]]

Puede que lo primero que se piense cuando se rememora la Navidad es el ambiente cálido, iluminado por miles de bombillitas de colores que anuncian las festividades. En España hay dos grandes empresas que lideran el sector de las luces navideñas, y ambas reconocen, en conversación con laSexta.com, que será un golpe.

Todo el mundo está necesitado de positividad e ilusión, tiene ganas de volver a vivir la Navidad de siempre, y eso se refleja en la actitud de las personas, en las ganas de que comiencen a iluminarse las calles de su ciudad o pueblo”, comenta Ana Moreno, responsable de comunicación y marketing de Ximénez Iluminaciones, la compañía que alumbra las calles de Madrid, Málaga, Vigo, Barcelona o Sevilla este año.

Las decoraciones municipales se contratan a través de concesiones, que, en sus pliegos, incluyen la instalación, el montaje, el desmontaje y el gasto del consumo energético. El varapalo de la factura de la luz ya va incluido ahí.

Por ejemplo, en el caso de Madrid, este año se dedica a la iluminación un presupuesto de 3,6 millones de euros, un 11% más que el año pasado. El Ayuntamiento dirigido por José Luis Martínez-Almeida atribuye el aumento a que estas Navidades son las de “la reactivación”, pero lo cierto es que el tarifazo eléctrico es lo que más más condiciona a la hora de subir la partida.

Sí que influye, los ayuntamientos van a gastar más dinero este año aunque se incluya la factura en el presupuesto”, sonríe al otro lado del teléfono José María Camarero, periodista económico de Colpisa y analista de Al Rojo Vivo. “Los precios van a seguir altos, el gas sigue elevado, y esto va a durar hasta que comience la primavera, hasta marzo de 2022”.

La factura de los ayuntamientos

Miguel Pereira, responsable de marketing de la empresa Electromiño, que iluminará este año las Navidades de Pontevedra, Ferrol, Sanxenxo, Cangas o Lugo, admite que la situación es complicada.

“Baja de ciudades no hemos tenido ninguna, pero afortunadamente ahora es todo tecnología LED, que consume menos y ayuda a compensar la subida de la luz, y no las bombillas de antaño. En 2008, o antes de la crisis, el golpe habría sido otro”, ríe el portavoz de Electromiño.

En España nos sumamos a esta tradición de iluminar la navidad desde los años 40, sensiblemente más tarde que nuestros vecinos europeos del centro y norte del continente. “Parte de la demostración de que la política, de que las ciudades funcionan, de que hay un orden civilizatorio, está en poner esas luces de Navidad, que engalanan la ciudad, le dan sentido”, subraya el antropólogo José Luis Anta, también profesor de Antropología Social en la Universidad de Jaén.

“Nosotros utilizamos la decoración para hacer visible algo que es muy especial para nosotros. Por muchas razones: los niños, porque echamos a gente de menos… La Navidad la tomamos como un punto de inflexión social de mucha importancia, un espacio-tiempo fuerte”. Y por eso no estamos dispuestos a renunciar a ello.

Por qué se paga más en Navidad

Lo que no es ajeno a ningún consumidor de a pie es que, por norma general, en Navidad pagamos más. Bastante más. “A final de año, estos dos últimos meses del año, el consumo de luz se incrementa bastante por las propias dinámicas de la economía: hay más movimiento de gente, se va a más a restaurantes, bares, se queda más… y el tema del alumbrado. Todo eso hace que haya mucha más demanda de luz”, explica el experto José María Camarero.

Así, al haber más demanda de luz, los precios suben. Esto suele pasar siempre, pero también se junta con la necesidad de calefacción. “Es un círculo vicioso: hay más demanda, porque hay más relación social; hay más frío, y los precios suben. Hay dos momentos con los precios altos al año: julio y diciembre”, afirma Camarero.

Además, otro punto a tener en cuenta es que los precios de la energía vienen muy altos desde el verano, por lo que va a ser una Navidad en la que vamos a tener que destinar un poco más de nuestro presupuesto a la factura de la luz y a la calefacción. “Los recibos vienen a mes vencido. El recibo de enero recibirá todo el gasto de diciembre”, recuerda el periodista económico.

Pero, sobre todo, porque el pico puede ser aún mayor. Cabe recordar que el Gobierno ha aplicado una serie de medidas para abaratar la factura de la luz, como la rebaja del IVA, del impuesto eléctrico y la puesta en marcha de ayudas a personas vulnerables, pero están vigentes hasta el 31 diciembre. Después, poco se sabe. Al menos por el momento.

“La luz podría ser muchísimo más cara de lo que estamos pagando. Estas medidas están amortiguando”, recuerda José María Camarero.

Brecha sociológica en las ciudades

La brecha que genera la factura puede ir incluso más allá. “El precio de la luz y la Navidad van a acentuar más las enormes diferencias que existen en la sociedad. Va a evidenciar esos territorios de marginación”, pronostica el profesor Anta.

“Si las luces antes estaban en el centro, ahora estarán en menos centro. No van a llegar a determinados barrios. No porque no estén iluminados, sino porque en ese momento fuerte en el que ponemos tantas cosas encima de la mesa (primera Navidad desde el COVID-19 en libertad y precios de la luz, con polarización política extrema) va evidenciar que hay grandísimos sectores de la sociedad que viven en un territorio llamado marginación”, sostiene el antropólogo.

La Navidad va a ser el punto de inflexión: con frío, con las fiestas, con la alegría en juego. Pero, como recuerda José María Camarero, “tenemos una vida electrificada, sin electricidad no podemos vivir”.

Qué puedo hacer para ahorrar en Navidad

Por ello, el periodista económico ofrece una serie de consejos: no exprimir los aparatos de calefacción ni los electrodomésticos hasta el máximo posible, con usos de temperaturas estables y no de picos extremos; también, que las luces, que sean LED, que compensan por el uso de luz.

Sobre todo, evitar el consumo fantasma: regletas, stand-by de las televisiones. “Quitar todas las lucecitas rojas puede ser, al año 20-25, euros en luz”. Y celebrar la vida y las fiestas, siempre, en la medida de lo posible.

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