Sororidad

Por qué gestos como el de Calviño son muy necesarios para plantarse ante el machismo

El feminismo aplaude el gesto de la vicepresidenta primera de negarse a tomarse una foto solo rodeada de hombres en un entorno laboral, porque es importante que las que puedan se enfrenten al machismo.

La vicepresidenta Nadia Calviñose marchó de un photocall en el que solo había hombres, un gesto que el presidente de la CEOE ha calificado de "postureo", pero que resulta un postureo necesario, porque plantarse ante el machismo no siempre es fácil ni todas las mujeres parten de una misma situación para poder hacerlo.

Irene Navarro, presidenta de la Asociación Multisectorial de Mujeres Directivas y Empresarias, lleva muchos años compartiendo reuniones con empresarios y en muchas ocasiones ella es la única mujer. Sucedía habitualmente que al hacer una aportación en una reunión nadie la respondía. Minutos después, un hombre decía prácticamente lo mismo y ahí ya sí todos reaccionaban a la propuesta. Entonces decidió que no iba a callarse más, que ante esas situaciones pediría el turno de palabra y recordaría que ella misma había dado esa idea, incluso mejor, unos minutos antes.

Algo parecido es lo que vivió Marta Bona, presidenta de la Asociación Nacional de Mujeres Emprendedoras y Autónomas, cuando tenía un cargo de responsabilidad en un asociación vinculada a uno de los sindicatos mayoritarios. Reconoce que sigue siendo un sector muy masculinizado y que cuando formó parte de ello se sintió utilizada, como que estaba allí para poder cubrir una cuota.

Estuvo cinco años sufriendo, pues le anulaban sobre todo cuando quería opinar. Hasta que un día, como Calviño o Navarro, dio un golpe en la mesa, un paso que le costó mucho dar porque tenía miedo.

Lo cierto es que comentarios machistas e intimidatorios llevan incluso a algunas mujeres a dejar un trabajo o a contestar a un amigo. Pero no todas las mujeres pueden permitirse alzar la voz, por miedo, por represalias o porque todavía vivimos inmersos en una sociedad machista.

Por ello, estos toques de atención como los de una ministra o la presidenta de una asociación son muy necesarios, y para eso, además de trabajar por una educación feminista, está la sororidad entre las mujeres, para que las que pueden enfrentarse directamente al machista o al machismo lo hagan también por las que lo tienen mucho más difícil.

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