VÍCTIMA DE VIOLENCIA MACHISTA
Un perro de protección no es un perro guía: Silvia necesita a Sugi para defenderse de su expareja pero la ley no le deja
Silvia González, víctima deviolencia machista, pide regular a su perra protectora bajo las mismas condiciones que un perro guía. Su maltratador puede salir de prisión en apenas una semana y ella tiene miedo. Exige que su perra pueda acompañarla las 24 horas del día pero el Gobierno de Navarra no lo permite.
El maltratador de Silvia -su expareja- puede salir de prisión provisional el próximo 4 de enero. Y ella teme ese momento. Pide a contrarreloj que el Gobierno de Navarra permita que su perra Sugi, una perro pastor adiestrada para protegerla, pueda acompañarla las 24 horas del día como si de un perro guía se tratase.
Hasta la fecha sólo tres Comunidades Autónomas tratan a los perros protectores o de defensa como perros guía. Madrid, Murcia y Aragón son las únicas que permiten que estos animales acompañen en todo momento y lugar a sus dueños por el cometido de protección que tienen hacia ellos.
Silvia reclama ese mismo derecho en Navarra. Tiene miedo de lo que pueda hacer su maltratador cuando salga de prisión. Y es un miedo justificado: la última que salió de la cárcel fue detenido cuando intentaba coger un tren a su ciudad mientras amenazaba con matarla. Además, hasta 14 veces ha sido capaz de arrancarse el geolocalizador del tobillo (la pulsera telemática de orden de alejamiento) que da aviso de que se encuentra demasiado cerca de Silvia -pita cuando su maltratador se encuentra a menos de 500 metros-.
"Estoy cagada", apunta Silvia al recordar que su maltratador puede salir de prisión en apenas unos días. No es para menos. Tras 20 años de palizas y ocho años de él en la cárcel por maltrato y amenazas constantes, la expareja de Silvia puede salir de prisión la semana que viene.
'En medio de la carretera me desnudó, me ató con unas bridas y me reventó una botella de cerveza en la cabeza'
Silvia no quiere que se repitan episodios como los que ella misma relata con tanta crudeza y que podrían tener un desenlace mucho más drástico: "En medio de la carretera me desnudó, me ató con unas bridas y me reventó una botella de cerveza en la cabeza".
Su perra Sugi ha sido adiestrada para protegerla, pero no está considerada por ley como un perro de asistencia; por lo que no puede llevarla consigo como si fuera un perro guía. Ella entiende que Sugi es la única vía para vivir tranquila, para mantener alejado al fantasma de su maltratador.
Silvia lucha para que eso cambie. Reunió 125.000 firmas que ya ha entregado en el Parlamento de Navarra, pero se le agota el tiempo. Navarra es una de las Autonomías que aún no reconoce a estos perros como asistentes. Sólo Madrid, Murcia y Aragón lo hacen y esa decisión ha cambiado muchas vidas de mujeres en la misma situación que Silvia. "He tenido un GPS, he tenido órdenes de alejamiento y nunca me he sentido tan segura como con mi perro", apunta América, una mujer amenazada de muerte también por su expareja.
Lo único que reclama Silvia es que se le permita llevar consigo la única protección en la que confía: la de su perra Sugi.
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