SUFRE PROBLEMAS DE SALUD QUE NO LE PERMITEN RECIBIR HORMONACIÓN

Una transexual logra cambiar el nombre de su DNI sin hormonarse casi 30 años después de intentar someterse a tratamiento: "He luchado toda la vida por esto"

Jesica Valdivia ya es el nombre oficial de una mujer transexual natural del municipio sevillano de San José de la Rinconada que, a sus 54 años, ha logrado cambiar el nombre de su DNI para poder identificarse realmente con su identidad sin haberse sometido a una operación de cambio de sexo ni haber recibido hormonación.

Hace casi 30 años, Jesica trató de iniciar los trámites para recibir tratamiento hormonal, puesto que ella siempre se ha sentido mujer a pesar de haber nacido varón. sin embargO, las trabas médicas y la falta de apoyo familiar le obligaron a desistir en el proceso. Ahora, con su edad y problemas de salud, no le es posible someterse a un tratamiento de hormonas.

En el año 2007 se dio luz verde a la ley que permitiría a los transexuales realizar un cambio registral de nombre y sexo en sus documentos de identidad, como en el DNI, sin que hubiera una operación genital y sin procedimiento judicial. Según esto último, basta con que la persona acredite que es transexual bajo un diagnóstico de un psiquiatra que certifique una distrofia de género y justifique haber llevado tratamiento médico, endocrinológico o quirúrgico al menos durante dos años.

Sin embargo, la ley detalla que los tratamientos médicos descritos "no serán un requisito necesario para la concesión de la rectificación registral cuando concurran razones de salud o edad que imposibiliten su seguimiento y se aporte certificación médica de tal circunstancia". Este último es el caso de Jesica, que sufre problemas de salud que no le permiten hormonarse.

"He luchado toda la vida por esto", ha narrado la mujer sevillana, quien lamenta que cuando era más joven y quiso hormonarse no tuviera ni apoyo familiar ni apoyo médico. Jesica cuenta que hace casi 30 años comenzó con los trámites para iniciar un tratamiento de hormonas que ayudaran a que su cuerpo se transformara en el de una mujer, lo que ella verdaderamente sentía.

Sin embargo, tuvo "mala suerte" con los médicos, puesto que se limitaban a decirle que un tratamiento así "no era bueno". Los médicos, según cuenta, le "preguntaban por qué" se quería hormonar si eso "no era algo bueno ni natural".

"Los mismos médicos me quitaron la idea, porque decían que era una tontería hormonarse porque los hombres nacen hombres y las mujeres, mujeres", comenta Jesica, quien trata de justificar la actitud de los médicos que llevaron su caso a que eran tiempos en los que el tema de la transexualidad "no lo tenían tan estudiado" ni avanzado. De igual modo, desistió en el proceso de obtener un tratamiento.

Otra de las trabas era la familia de corte conservadora en la que se crió. Se trataba de una familia con 15 hijos que vivían de los trabajos en el campo, donde Jesica también tuvo que laborar. "Desistí por los médicos y mi familia, yo tenía que trabajar muchísimo en el campo y veía como mi cuerpo se iba deformando con la tristeza que conlleva pensara que quieres ser mujer y tu cuerpo va hacia lo contrario", declara.

Sus padres no aceptaron nunca que Jesica se sentía mujer debido a sus inclinaciones "retrógradas", sin embargo, luchó años contra el conservadurismo de su familia y, según afirma, a día de hoy sigue luchando contra eso y contra otros aspectos, como la discriminación laboral que dice haber sufrido en los últimos años.

El proceso que ha llevado a Jesica a plasmar en su DNI su verdadera identidad comenzó en el Juzgado de Paz de su municipio, donde acudió a solicitar la información que debía aportar para cambiar su nombre en el documento de identidad. Según cuenta, le solicitaron documentación como un informe psicológico, un historial médico, fotografías donde se le pudiera apreciar su aspecto de mujer e incluso testigos.

Tras esto, la sevillana se dedicó a reunir la información necesaria para continuar con la tramitación. Su médico de cabecera le ayudó a redactar un informe que acreditó que Jesica, debido a su edad y a sus problemas de salud, no podía recibir tratamiento de hormonación.

También se sometió a un análisis psicológico. Ambas pruebas fueron tan favorables que no necesitó aportar fotografías ni testigos, la juez de paz de su pueblo dio el visto bueno directamente al caso y lo trasladó al juzgado de Sevilla. "No cabían dudas", dice Jesica al respecto del informe sobre su caso que recibió luz verde también del juzgado sevillano.

Tras todo el proceso, que no ha sido corto según subraya Jesica, se le dio cita en el Registro Civil de Sevilla y cuando acudió los funcionarios "le estaban esperando". "Me dijeron que llevaban dos meses esperándome desde que recibieron mi caso porque era un caso excepcional", dice, al tiempo que espera que su historia ayude a otras personas a saber que se puede cambiar el nombre den DNI sin estar hormonado ni operado.

La mujer de San José apunta que el hecho del cambio de nombre puede parecer un gesto pequeño, sin embargo, para una persona que no se siente dentro de su cuerpo puede llegar a ser muy importante: "A mi siempre me han llamado Jesica, el problema viene cuando estás en un sitio rodeada de amigos en el que tienes que dar el nombre. Entonces piensas por qué se tiene que enterar todo el mundo y cuando lo dices comienzan las típicas risitas. Se pasa mal", narra.

Jesica manifiesta que se siente satisfecha por haber logrado plasmar en su DNI su verdadera identidad, algo por lo que ha "luchado muchísimo", y agradece al colectivo LGTBI de su localidad por haberla acompañado en todo el proceso y haberla defendido. A pesar de que su caso se ha resuelto favorablemente, ella cree que a la sociedad le queda "mucho por hacer" en pro del respeto hacia los transexuales.

"Una de las cosas que queda por hacer es mentalizar a las personas de que esto ni es un capricho ni es una enfermedad", insiste, al tiempo que reivindica que se reconozca el derecho de las personas transexuales porque todavía quedan "trabas" en una sociedad a la que "hay que acostumbrar" sobre el hecho de que una persona no se sienta dentro de su cuerpo no es negativo.

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