LO GRABÓ EN VÍDEO

Un cazador estadounidense paga 100.000 euros para matar una cabra pakistaní en peligro de extinción y se jacta de ello

Uncazador estadounidense ha pagado 100.000 euros al Gobierno pakistaní para matar a una cabraen peligro de extinción, cuya caza está prohibida para aquellos que no abonen un gran precio por ello.

Un cazador estadounidense ha pagado 100.000 euros al Gobierno de Paksitán para viajar a su país, donde vive una de las cabras más extrañas y en peligro de extinción, la Astore Markhor, con el objetivo de matarla y jactarse de ello.

Bryan Kinsel Harlan se fotografió con el cadáver del ejemplar y se enorgulleció de haberlo conseguido: "Fue un tiro fácil y cercano. Me complace haber conseguido este trofeo". El estadounidense incluso grabó su hazaña en varios vídeos, en el primero de ellos se observa como dispara al animal mientras reposa con su cría, en el segundo, como lo arrastra para fotografiarse con él.

La ley pakistaní prohíbe a los cazadores locales disparar a cualquiera de sus especies pero, sin embargo, permite que los cazadores extranjeros puedan matar a 12 ejemplares al año siempre y cuando paguen un alto precio por ello; unas normas que han suscitado crispación a los ciudadanos del país.

Harlan es el tercer estadounidense que emprende un viaje al otro extremo del mundo para conseguir un la foto con un ejemplar recién cazado de Astore Markhor. En las imágenes se puede ver al cazador en la región norteña del país disparando desde cerca y con un rifle a una cabra que luego agarrará por los cuernos para acercarla y fotografiarse con ella: "Esta es la tercera vez que estoy en Pakistán. He cazado casi todos los animales aquí. He guardado los marcos para lo último".

La también llamada cabra de cuernos de bengala sufrió una drástica disminución de su especie a causa de la caza furtiva, por lo que las autoridades optaron por frenarla prohibiendo a los pakistaníes cazarla.

El ejecutivo del país se ha defendido de las críticas en las redes sociales asegurando que la medida beneficia la disuasión de la caza furtiva, al propiciar permisos reducidos. El 80% del dinero pagado por el estadounidense se destinará a las comunidades locales donde residen los ejemplares y el resto a la conservación de la vida silvestre.

laSexta/ Sociedad/ laSexta