Una tradición empañada por el desfase

Los pamploneses denuncian el calvario de vivir en la ciudad durante San Fermín: "Yo me marcho de vacaciones"

Los vecinos del casco antiguo de la ciudad tienen que convivir durante los nueve días de fiestas con la música y los gritos. Los Sanfermines traen a Pamplona miles de visitantes, aunque también miles de toneladas de basura.

No todos los pamploneses soportan el desfase de los Sanfermines. "Llevo 41 años viviendo aquí y esto cada vez es peor", cuenta un vecino de la ciudad. Respetan los Sanfermines, pero piden que se les respeten a ellos también.

Hay algunas calles del casco viejo con música, gente gritando o ruido en general las 24 horas. La imagen de algunos parques antes del chupinazo nada tiene que ver con la del tercer día de los Sanfermines.

Hay muchos pamploneses que no lo soportan y se marchan toda la semana de vacaciones. "Tengo el coche aquí abajo y me voy a marchar de vacaciones fuera, a mí esto no me va. No soy nada taurino, me gustan otras cosas en la vida", asegura un pamplonés.

Otro de los problemas son los olores. "Huele a sangría fresca, huele de lujo, a fiesta", dicen dos visitantes. Aunque también huele a montañas de basura apiladas con los restos de la fiesta. "La fiesta podría ser un poco más limpia", recuerda un comerciante.

En los sanfermines de 2016 se recogieron 1.000 toneladas de vidrio y basura. "Están continuamente limpiando las calles", cuenta una vecina. Y es que los operativos del servicio de limpieza son los que consiguen que Pamplona vuelva a la normalidad cada mañana.

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