LLEGÓ A PESAR 38 KILOS
La impactante historia de Camila, la joven que muestra cómo le afectó la anorexia para ayudar a otras personas
Camila Paz es una joven argentina que decidió subir a Twitter fotografías de su pasado: cuando tenía 13 años sufrióanorexia y ahora ha decidido contar su historia para concienciar acerca de esta peligrosa enfermedad: "El cambio más grande que pude hacer en dos años fue el de decidirme por seguir adelante y vivir".
Después de mostrar sus fotografías en Twitter para da visibilidad a su caso y poder ayudar a otras personas que puedan sufrir anorexia, la historia de Camila Paz se volvió viral en la red. Tras ello, la joven ha hablado con Infobae dando más detalles del calvario que tuvo que sufrir: "Las fotos no hacen justicia al dolor que era vivir día a día así. Por suerte quedaron atrás".
"No es algo que pase de un día para el otro, creo que siempre había estado en mi cabeza la idea de dejar de comer. Tenía problemas con mis papás y la lógica era 'si dejo de comer tal vez se den cuenta de que algo me está haciendo mal y no me están dando bola'. Me había criado en un ambiente muy perfeccionista, muy autoexigente y mi personalidad se había formado así, quería ser un diez en todo. Entonces, pensé, 'si ya soy flaca, puedo ser la más flaca'", comenta la joven.
"Primero empecé a comer sano pero me miraba en el espejo y no notaba ningún cambio. Pesaba 45 kilos y me propuse pesar 40. Como mis papás trabajaban de tarde y no me veían, aprovechaba para no comer. Cuando te enfermas, vas armando estrategias: a la hora de la merienda me hacía la dormida y los fines de semana simulaba que dormía hasta el mediodía y evitaba el desayuno", relata la joven.
Tras empeorar gravemente la joven intentó disimular una mejoría: "Empecé a ser vegetariana y creí que me había estabilizado. Mis papás empezaron a quedarse a la tarde en casa pero yo me obsesioné otra vez. No dejé de comer tan tan abruptamente sino que comía lo mínimo. Desayunaba un té con dos galletitas, no tres. O sea, parecía que comía pero seguía haciendo esas rutinas de ejercicios. Cuando estaba en el baño y vomitaba, prendía la ducha para simular que estaba haciendo otra cosa"
"No me decían que me podía morir, pero la verdad es que muchas veces sentí que prefería estar muerta, quería dejar de existir", apunta Camila, que reconoce que la clave de su tratamiento fue quedarse en reposo y sin ir a sus clases de danza: "Cuando empecé a estar mejor lo primero que sentí fue felicidad. No recordaba esa sensación".