VICEPRESIDENTE SEGUNDO DEL GOBIERNO
Iglesias, tras las caceroladas: "Hoy es gente de derechas frente a mi casa, mañana será gente de izquierdas en la de Ayuso, Espinosa o Abascal"
Tras las protestas a la puerta de su propia casa, el vicepresidente segundo asegura que "a la política hay que llegar llorado de casa" pero afirma que le preocupa que este tipo de prácticas se generalicen.
Las protestascontra la gestión del Gobierno de la crisis del coronavirus han llegado incluso a los domicilios de miembros del Ejecutivo, como Pablo Iglesias, que preguntado sobre estos escraches en Al Rojo Vivo ha afirmado que "a la política hay que llegar llorado de casa".
"Sí me preocupa que esto se pueda generalizar", ha puntualizado, no obstante, el vicepresidente segundo. "Esto va a terminar ocurriéndole a otros líderes políticos -ha alertado-. Hoy es gente de derechas manifestándose en la puerta de mi casa, mañana será gente de izquierdas manifestándose en frente del apartamento de Ayuso, de la casa de los Espinosa de los Monteros o enfrente de la casa de Abascal".
El líder de Unidas Podemos ha advertido incluso de la posibilidad de que la extrema derecha se presente en la casa de periodistas y ha aseverado que esto "es malo" y "hay que evitarlo". "Hay que intentar que en nuestra sociedad el derecho a la libre reunión y manifestación se proteja, pero evitando situaciones de crispación que ninguno deseamos", ha agregado Iglesias, que no obstante asegura estar "dispuesto a aguantar lo que venga".
"En el contexto de crisis, que los políticos seamos objeto de protesta es legítimo", ha asegurado Iglesias, que niega ser partidario de manifestaciones ante los domicilios de los políticos. "Nunca he defendido que vayan a la casa de nadie, otra cosa es que cuando uno tiene un cargo público tiene que asumir que la gente pueda protestar o que te puedan decir algo por la calle o que vayan a tu ministerio o a la sede de tu partido", ha agregado, apuntando que "eso forma parte de la democracia".
"Yo tengo costumbre de recibir muchos ataques", ha continuado el vicepresidente, para quien "el problema es que esto se sabe por dónde se empieza, se empieza por Ábalos, se empieza por mí, pero no se sabe dónde acaba". "Si esto se generaliza, si al final todo el mundo entiende que la manera lógica de protestar es ir a casa de Ayuso, de Abascal, de Casado, de Espinosa de los Monteros o a casa de periodistas, entraríamos en una situación muy negativa", ha advertido.
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