En Burgos
Así fue el asesinato de la familia Barrio que dejó a la Policía desconcertada: "Es como si el asesino nunca hubiera estado"
Salvador Barrio estaba debajo de la mesa de la cocina, Julia dos Ramos, en la habitación de matrimonio, y su hijo Álvaro, de 12 años, al final del pasillo. La casa estaba llena de sangre, pero no había huellas.
En la madrugada del 7 de junio de 2004, alguien entró en la casa de Salvador Barrio y lo asesinó junto a su mujer y su hijo. La investigación descubrirá que estaba en la diana de envidias y odios en el pueblo del que era alcalde, La Parte de Bureba, de unos escasos 80 habitantes. La cosecha de girasol arrancaba en apenas unos días y aquel lunes 7 de junio Salvador tenía que recoger la nueva cosechadora que habían comprado en Burgos, pero ese día nada transcurre según lo planeado.
Máximo Carretero era el jefe del grupo de inspecciones oculares de la comisaría general de Policía Científica. "Me llaman y me dicen que ha habido un triple homicidio en Burgos", recuerda el inspector de Policía Científica, que recuerda cómo llegaron a la escena del crimen: "Vamos desde Madrid, subimos los cinco pisos y antes de abrir la puerta miramos con lupa y linterna el bombín de la cerradura y no vimos que hubiera sido forzado".
"Había mucha sangre en el pasillo y en el hall", explica Carretero, que detalla que "donde más salpicaduras había era en la entrada": "Por eso pensamos que abrieron la puerta al autor". "Sabíamos que aquello no iba a ser fácil", reconoce el inspector. "El padre se encontraba debajo de una mesa de la cocina", recuerda Carretero mientras que explica que "el cadáver de la madre se encontraba a los pies de la habitación de matrimonio".
"Al final del pasillo, como saliendo de su habitación, estaba el cadáver del niño", destaca el inspector, que detalla que el pequeño se encontraba "muy cercana a la salida de la habitación de matrimonio y muy cercano al baño". Además, en el piso encontraron huellas dactilares, pero únicamente de la familia. "El autor parece que llevaba guantes, había como granulado en las sábanas del matrimonio, entendimos que podia ser de un guante de jardinero", detalla.
Todo ello hace que los investigadores estén desconcertados. "Es como si el asesino nunca hubiera estado en la casa, salvo por las huellas de una pisada", explican. Y es que "había varias huellas de la misma pisada y pensamos que eso solo lo había hecho una persona", detalla el policía, que explica que "una huella de esa pisada apareció en la puerta de la habitación del niño pequeño". Eso hizo sospechar que el autor abrió la puerta de una patada. Lo más extraño de la escena es que solo hay vestigios de la masacre de puertas a dentro de la casa.