Se había sentido últimamente como perseguido

¿Quién mató a Acacio? El crimen sin resolver del anciano enfermo de cáncer asesinado a cuchilladas en Vitoria

Acacio Pereira, un anciano indefenso que vivía solo y tenía cáncer, fue encontrado en 1998 en la entrada de su casa de Vitoria con heridas de arma blanca. Su entorno asegura que últimamente se había sentido perseguido.

El martes 9 de junio de 1998 una persona acude a una oficina de recogida de denuncias de la Ertzaintza para informar de que había encontrado el cadáver de su tío en su domicilio de Vitoria. "Abrimos la puerta y, efectivamente, nos encontramos un cuerpo de un varón ya mayor tumbado cerca de la entrada, con los pies hacia la puerta, con heridas de arma blanca", afirma Alberto San Emeterio, oficial de la Ertzaintza, que detalla que también ven "puñaladas en la parte occipital de la cabeza, en la parte de atrás". "Luego comprobaremos que también hay alguna herida defensiva", explica.

El cadáver fue identificado como Acacio Pereira, un anciano indefenso que vivía solo y tenía cáncer, cuyas únicas personas que contaban en su vida eran sus sobrinos, que fueron además quienes descubrieron su cadáver. El crimen de Acacio Pereira fue muy sonado en Vitoria porque este hombre había tenido una cordelería durante toda la vida en el centro de la ciudad. Acacio er aun hombre de rutinas y esa noche, había estado hasta las 23:30 horas cenando en su local habitual del barrio, a unos diez minutos de su domicilio. "Entonces entra alguien o conocido

o detrás de él cuando abre la puerta, porque no está forzada la puerta, y le ataca", explica un Ertzaintza, que detalla qué era lo que faltaba del domicilio de la víctima.

"Lo que sí comprobamos es que la cartilla de Acacio no la lleva encima", explica y detalla que tampoco llevaba dinero en efectivo encima, algo raro en Acacio, que "siempre llevaba dinero en metálico". "Tomamos declaración a sus sobrinos y uno de ellos a la hora de elaborar un poco dónde está el dinero nos dice que él le había dado las cartillas y las tarjetas y cada vez que necesitaba sacarlas se las pedía", dice la Ertzaintza, que explica que al parecer Acacio "se había sentido últimamente como perseguido y es uno de los motivos por los que le da a su sobrino la cartilla y las tarjetas".

Ahora el Grupo de Homicidios tiene sobre la mesa dos asesinatos con robo cometidos en un plazo de tan solo 30 días, una profesora viuda y un anciano gravemente enfermo.

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