En una terraza de Madrid

El tenso momento en el que la Ertzaintza detuvo a Koldo Larrañaga al verle una herida como la del asesino de Vitoria

Tras descubrir que Koldo Larrañaga fue la última persona en ver a Begoña Rubio, la Ertzaintza habla con él y descubre que tiene una herida como la que se pudo hacer el asesino de la joven abogada.

Los investigadores ubican el domicilio donde localizar a Koldo. Es una casa en Azkoitia, Guipúzcoa, pero allí se encuentran con su madre y es ella la que les va a facilitar un teléfono de contacto asociado a un domicilio en Madrid. Hasta allí se va a trasladar ahora a la investigación. Cinco ertzainas viajan a Madrid y llaman a Koldo Larrañaga para concertar un cita por que "habían aparecido unos datos suyos en una agenda" que tenían que comprobar.

Koldo cita a los ertzainas en la parada de autobús Parque Europa, en el barrio Las Águilas de Madrid. De un modo u otro, ese encuentro podría zanjar la principal línea de investigación de, al menos, uno de los cuatro crímenes sin resolver, el asesinato de Begoña Rubio. "Llegamos a la parada donde le habíamos citado y él estaba allí esperándonos", explica el oficial Ángel Martínez, que cuenta que se sentaron en una terraza próxima para hablar con él.

"Él ya nos dice en ese momento que si eso no será porque ha aparecido una mujer asesinada en Vitoria", recuerda el oficial, que explica que Koldo "se muestra una persona muy afable, muy bonachona, muy educado, como transparente y con ganas de colaborar". "Él dice que estuvo en el despacho a las 16:30 horas a ver cuánto le podía costar el que le llevara a la defensa, pero que le pareció muy caro y que por ese motivo no le dio bien los datos para que luego no le insistiera y no le llamara y no le mandara ninguna carta", explica el oficial. Koldo reconoce que fue al despacho de abogados, pero que luego no volvió. Un testimonio que contradice con al del camarero que le vio cerca del lugar a las 19 horas, sobre la hora en la que Begoña habría sido asesinada.

Durante una hora, Koldo ha mantenido un relato coherente, pero ahora los ertzainas saben que miente porque fue visto en la barra de un bar próximo al despacho de Begoña en torno

a la hora del asesinato y hay algo más. "Le miro las manos y veo que lleva una tirita y que tiene una pequeña costilla", recuerda el oficial, que afirma que se le aceleró el corazón ya que en el cuello de Begoña apareció un trozo de guante del asesino. Koldo es detenido de inmediato por los indicios que lo señalan y registran su domicilio, donde aparecen unos zapatos iguales que los de la huella que tenían en una de las escenas de los asesinatos de Vitoria.