Al final del camino

Boris Izaguirre descubre los orígenes del botafumeiro de la Catedral de Santiago, "el primer ambientador de la historia"

Boris Izaguirre llega a la Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela, el final del camino de Santiago que ha recorrido durante toda esta entrega de 'Desmontando', pero aún le quedan muchos datos y curiosidades por descubrir.

Elena Iglesias, historiadora del arte y guía turística, recibe a Boris Izaguirre en la Plaza del Obradoiro, a las puertas de la Catedral de Santiago. El presentador de 'Desmontando' está a punto de terminar su particular camino de Santiago y no puede evitar preguntarse cómo eran los primeros peregrinos, cómo convivían con los habitantes y cómo era la ciudad en aquella época.

"Era bastante más pequeña. Esta plaza no existía como tal. Cada edificio es de una época diferente. Tampoco llegaban tantos peregrinos al día como tenemos ahora", cuenta la historiadora, algo muy normal si tenemos en cuenta que muchos de ellos morían durante el camino.

Los que iban sobreviviendo, se alojaban en conventos y monasterios. "Existía la obligación de cuidar al peregrino", informa la guía turística. Cuando llegaban a Santiago, ya no tenían que buscar, porque la propia Catedral les ofrecía su techo. "Estaba abierta durante todo el día y toda la noche".

A raíz de esta afluencia de personas dentro de la Catedral, se creó el botafumeiro, uno de los principales atractivos turísticos del final de esta ruta jacobea hoy en día. "El incienso tenía que llegar alto porque ellos (los peregrinos) estaban en la tribuna. De esa manera se limpiaba bien el ambiente de los olores. Era purificar en todo el sentido de la palabra". Boris compara su función con la de un ambientador. "El primero de la historia", añade Elena Iglesias.

El equipo de 'Desmontando' nos ofrece una espectacular recreación digital que nos muestra cómo era Santiago de Compostela en la Edad Media y cómo lucía la Catedral antes de sufrir todas las intervenciones barrocas, posteriores al medievo.

Otro de los edificios más emblemáticos de la Plaza del Obradoiro, el Hostal de los Reyes Católicos, también era un hospital de peregrinos.

"Los peregrinos con la Compostela tenían derecho a por lo menos hospedarse aquí, en el hostal de los Reyes Católicos, en el hospital. Y cuidaban de ellos, les alimentaban y, por supuesto, atendían las enfermedades que llevaban. Eso sí, las enfermedades especialmente contagiosas no las curaban aquí (...) tenían que atenderse fuera de los muros de la ciudad".

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