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Tragedia sanitaria

Las graves secuelas de los envenenados por el aceite de colza: "Tengo 52 años y es como si tuviera 70"

Carmen Cortés, víctima de la intoxicación por aceite de colza, denunció en Dónde Estabas Entonces que el Gobierno y la Casa Real jamás les ha recibido.

La tragedia del aceite de colza es la mayor intoxicación alimentaria que ha sucedido en España. Ocurrió en la primavera de 1981 provocó más de 4.000 muertos y 25.600 personas afectadas por la comercialización de este aceite desnaturalizado y que contenía una sustancia tóxica, la anilina.

Carmen Cortés, una de las personas que en aquella época era una niña y que fue afectada por el envenenamiento, relató a Ana Pastor en Dónde Estabas Entonces su calvario: "Empecé a tener fiebre, malestar y dolor de cabeza. Eran los síntomas de una bronquitis. Posteriormente fui llevada al Hospital de la Princesa y me diagnostican neumonía atípica. Me derivaron al Clínico porque todos los hospitales estaban colapsados".

"Cuando marché a casa empeoré. Todavía hay muchas preguntas sin respuestas. El empeoramiento fue sobre todo a nivel respiratorio y muscular. Con 20 kilos menos, sin poder andar, con todas las articulaciones retraídas, con una inmovilidad casi total. Cuando me vuelven a ingresar fue peor, era totalmente dependiente. No podía comer", relató.

Carmen explica que el Síndrome Tóxico es "el juicio más importante de este país, con 100.000 folios" y denuncia un "desentendimiento, un abandono y un olvido": "Estamentos de instituciones importantes, desde el Gobierno a la Casa Real, jamás han recibido a las víctimas de la colza".

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Unas indemnizaciones "injustas"

Cortés también denunció que las indemnizaciones no fueron justas y en algunos casos llegaron "33 años después": "Nos se evaluó qué es lo que íbamos a necesitar durante toda nuestra vida".

Además, denuncia que en esas indemnizaciones se descontaron las ayudas iniciales que les dieron para afrontar el día a día. "Se descontó a las madres la leche materna que tuvieron que comprar porque no podían amamantar a sus hijos. Las sillas de ruedas se descontaron, los sepelios se descontaron, las ayudas dentales se descontaron".

Ella explica que las secuelas a día de hoy son irreparables. "Nuestro organismo tiene 20 años más que la edad que tenemos, tengo 52 años y es como si tuviera 70", señala.

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