GONZO ENTREVISTA A LUISA MIRALLES
Relato del exilio republicano: mi vida con 10 años en una campo de concentración huyendo del franquismo
Entre los miles de españoles que cruzaron la frontera con Francia para escapar del franquismo estaba una niña de diez años, Luisa Miralles. Hoy tiene 91 y recibe a Gonzo en su casa para hablarnos de los días difíciles que vivió en el exilio.
Luisa Miralles fue exiliada por el franquismo. Asegura que hablar con Gonzo sobre esos años es "muy difícil", porque se pone a llorar enseguida. Su padre era del PSUC, "tuvo que marcharse de España porque si no le habrían fusilado".
Su madre y ella salieron antes del país. Ella tenía diez años cuando cruzaron la frontera, y aunque le cuesta verbalizarlo, recuerda que la primera noche durmieron "en el suelo de una estación". Vivieron en casa de unos amigos en Francia hasta el día que se declaró la Segunda Guerra Mundial, después, tuvieron que irse a un campo de concentración "pero no de exterminio", recalca Miralles.
La nonagenaria recuerda cómo era vivir en un campo de concentración: "A cada lado de las alambradas había dos grupos: el de los hombres y el de las mujeres". Ella nunca pudo ver a su padre, pero a su madre "le concedían cada 15 días unos minutos para reencontrarse", relata.
"Cuando estuvimos mi madre y yo ya había letrinas, pero nada de comer", por lo que los que estaban allí dentro se alimentaban gracias a la generosidad de los vecinos de la zona. "Lo que era positivo era la solidaridad. Había maestras y niños. Nos llevaban a una barraca y nos hacían la escuela", rememora Miralles.
Consiguieron abandonar el campo en abril, ocho meses después de entrar. Su padre mantuvo su actividad política en la resistencia al nazismo. "Era responsable de la distribución de prensa clandestina", explica. Ella también le ayudaba "llevando periódicos en la bicicleta".
Su marido también estaba a vigilado, "por ser comunista y activista". Él estuvo en Mauthausen, "allí eran todos republicanos de verdad, se comportaban muy bien los unos con los otros, incluso tenían un equipo de fútbol", asegura la anciana.
Ahora, tantos años después dice que no siente orgullo, "porque me parece que era un deber que había que cumplir y nada más". Pero sí sufre las secuelas de aquella época: "El médico me ha dicho que me provoca angustia recordar lo que fui" y asegura que ya no se puede hacer un homenaje a los exiliados, porque "quedan muy pocos".
Además, otros 500.000 españoles huyeron a Francia cuando las tropas franquistasalcanzaron Cataluña. Tras ello, la lucha incesante de los soldados republicanos y toda una población civil se vio truncada en el país vecino.