Forno de Lugo
El jefe infiltrado no soporta la "mano dura" con la que le trata su encargado: "¡Qué genio tiene este tío!"
Héctor Pérez se infiltra bajo la falsa identidad de 'Rober' en una tienda de Forno de Lugo ubicada en la madrileña calle de Alcalá. Durante toda la jornada trabaja con Raúl y su recibimiento ya es del todo inesperado.
"¿Pero esto qué es? ¿Una tienda o una discoteca?", se queja el jefe infiltrado nada más llegar al local de la tienda de la calle Alcalá que está desde primera hora con la música a todo volumen. La primera impresión de su empleado no puede ser peor, afirma 'Rober'. "Acabo de llegar y ya me está metiendo caña", lamenta. "Al principio hay que tener un poco de mano dura, porque de otra manera, esa persona no va a aprender nunca", declara ante las cámaras Raúl.
El trabajador no permite ni una sola sugerencia. "Tú no me enseñas a hacer mi trabajo", le recalca a su 'pupilo' mientras no le deja ni respirar. "Un poquito de brío, hijo", le pide. La parte positiva es que sigue a rajatabla los tiempos y las temperaturas del horno. "Minipunto para Raúl".
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Raúl estalla cuando 'Rober' saca el móvil y empieza a utilizarlo mientras él le está contando todo lo que tiene que hacer. "Yo intentando enseñarle y el tío va y se saca el móvil en mi cara", comenta indignado en su entrevista personal con el equipo de El jefe infiltrado. "El teléfono, en el bolsillo", le recrimina. "Madre mía, ¡qué genio tiene este tío!", comenta 'Rober' a los cámaras.
"Le ha dado una patada al protocolo": el tenso desencuentro entre un cliente y una empleada en El jefe infiltrado
El jefe infiltrado de Forno de Lugo está feliz en su puesto favorito de la empresa: feriante. Junto a Teresa, acude a uno de estos eventos para vender su producto. Todo va sobre ruedas hasta que la empleada tiene un rifirrafe con un cliente.