Viajamos a Marruecos

Equipo de Investigación destapa los peligros de la droga 'Karkubi': "Transforma a la gente en monstruos, pueden matar a sus padres..."

Nos desplazamos hasta Marruecos para conocer de primera mano los peligros del 'Karkubi', la "droga de los pobres". "Los jóvenes lo mezclan con otras sustancias y se convierten en monstruos; pueden saltar del balcón o matar", alerta un experto.

Hasta 150.000 personas hacen cada mes la ruta de 30 kilómetros en ferry a través del Estrecho que separa Algeciras de Ceuta. Precisamente, este es el mismo recorrido que hacen ansiolíticos como el 'Rivotril', cuyo "destino final es Marruecos, donde hacen el 'Karkubi', la llamada 'droga de los pobres'", tal y como señala Raúl Óscar Herrero, capitán de fronteras de la Guardia Civil. En lo que va año, en un control en Ceuta han incautado 70.000 pastillas.

Si consiguen introducir los medicamentos en Ceuta, el siguiente paso para las mafias es llevarlos a Marruecos. Buscan mulas entre los jóvenes que deambulan por la periferia de Ceuta. Allí, un joven afirma reconoce que conoce el 'Karkubi', que "da subidón, y hace que sientas que te comes el mundo". Otro reconoce que consume 'Rivotril' "diariamente", y que paga "un euro por pastilla".

Ocho kilómetros de valla separan Ceuta de Marruecos. Al otro lado de la frontera, los ansiolíticos españoles inundan las calles. La caja de 'Rivotril' de 60 pastillas que cuesta dos euros en nuestras farmacias, se vende en las calles de Marruecos hasta por 300. Los jóvenes lo mezclan con alcohol. "Hay que tomar hachís o beber después para tener el efecto bueno", expresa uno de ellos.

Por su parte, Kadiri Abdemagid, presidente de la Asociación Al-Azhar-No al 'Karkubi', recorre los centros educativos alertando del peligro. "El 'Karkubi' es una droga que está al alcance de todos. Muchos jóvenes la consumen porque quieren escapar de la realidad, y entran en la espiral del crimen. Lo mezclan con todo tipo de sustancias, como el hachís, el pegamento o el alcohol y explotan. Esto les transforma en monstruos y pueden matar a sus padres, saltar del balcón, matar a la hija de los vecinos… Puede cometer un asesinato o hacer cualquier cosa tras consumirla", alerta Abdemagid, quien ya ha atendido a más de 500 jóvenes.

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