8.000 CÁMARAS VIGILAN LAS 300 ESTACIONES

Casi 2.000 carteristas actúan regularmente en el metro de Madrid

Entramos en una ciudad subterránea. Dos millones de personas pasan por aquí a diario. En el subsuelo de Madrid conviven con algunos de los delincuentes más perseguidos.

Entramos el tercer metro más grande del mundo: el paraíso de los carteristas. Vemos cómo los agentes interrogan a tres de los casi 2.000 carteristas identificados por la policía. No llevan nada encima, por eso les dejan marchar, aunque los agentes saben que enseguida volverán a entrar a otra estación.

25 agentes se coordinan bajo tierra para cazar a los carteristas. Saben que el jueves es el día fuerte para estos delincuentes: “Cuando un carterista ha robado, se pone en la puerta para salir el primero del vagón”.

Suelen actuar en las escaleras, uno de los puntos calientes. Aquí el riesgo aumenta para los turistas con grandes equipajes. Arrieta nos cuenta su forma de trabajar: “Dos de ellas se ofrecen generosamente a ayudarles con su maleta y otro intriduce su mano en la mochila o en bolsos para arrebatarle la cartera”.

Desde este centro vigilan cada rincón. En directo. Controlan todas las cámaras de las 300 estaciones del metro. Y las más de 3.000 ocultas en los vagones.

Según el director de seguridad de Metro, “las 8.000 cámaras están situadas estratégicamente. Todos los vestíbulos, accesos, escaleras mecánicas y andenes están continuamente vigiladas por un circuito cerrado de televisión. Más del 80% de la superficie de nuestras estaciones están controladas por circuito cerrado de televisión”.

Avisan a la policía. Han localizado a la banda de carteristas más activa del metro: el ‘Clan de las bosnias’. Treinta mujeres fichadas por la policía desde hace más de 13 años. Son las reinas del subsuelo. Delincuentes profesionales.

La mayoría pertenece al mismo clan: el de las Ibrahimovich. Según Pabo Herráiz, “conocen la ley y se cuidan siempre de no tener más de 400 euros encima para que el hurto sea falta y no un delito”, así evitan ir a la cárcel.

Una de sus líderes es Zahída Ibrahimovich, que se encarga personalmente de adiestrar a las más jóvenes. La aprendiz, esta vez, es su sobrina. La mujer que aparece con y sin gorra en sólo segundos. Se cambia de ropa para despistar a los agentes.

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