BEBIDAS BARATAS QUE NO SE PARECEN DEMASIADO A LAS CARAS
El paraíso etílico en la costa levantina vive de las segundas marcas
El turismo se ha convertido en la única forma de rentabilizar tantas inversiones inmobiliarias como las que se han hecho en Benidorm. Encontramos hoteles casi llenos y terrazas abarrotadas. Un bar puede factura hasta tres millones de euros al año. Tras la barra encontramos el gran negocio de estos locales. Las botellas están separadas a dos alturas. Arriba las marcas habituales, las más conocidas. Pero siempre utilizan otras. Se parecen. Pero no son las mismas. Y la copa vale casi igual.
Aterrizan cada cinco minutos en el aeropuerto de Alicante. Una avalancha de turistas en 300 vuelos diarios. Llegan más aviones de las Islas Británicas que del resto de España. Las rutas de bajo coste han abierto en Alicante una puerta al turismo low cost. Visitantes extranjeros, de clase media, de más edad y con mayor poder adquisitivo, el cliente perfecto.
En cuanto ponen un pie en España la maquinaria turística se pone en marcha. Vemos a decenas de hombres a la caza de esos turistas. Folio en mano. Contratados antes de llegar. Son el primer contacto con nuestro país, los encargados de guiarles hacia su próximo destino.
El turismo se ha convertido en la única forma de rentabilizar tantas inversiones inmobiliarias como las que se han hecho en Benidorm. Encontramos hoteles casi llenos y terrazas abarrotadas.
Nos fijamos en uno de sus principales reclamos: El alcohol. Los turistas han disparado el consumo de cerveza en la comunidad Valenciana. Consumen hasta 640 millones de litros.
Benidorm se ha convertido en el paraíso de las bebidas baratas. Sobre todo al caer el sol, en apenas dos calles el alcohol no deja de correr. Dicen que es el modelo Las Vegas. Pero aquí los turistas no buscan los casinos, sino alcohol a precios imbatibles. A las cuatro de la mañana los supermercados siguen abiertos y es la Policía la que empieza a notar los efectos del consumo de alcohol.
Un bar puede factura hasta tres millones de euros al año. Tras la barra encontramos el gran negocio de estos locales. Las botellas están separadas a dos alturas. Arriba las marcas habituales, las más conocidas. Pero siempre utilizan estas otras. Se parecen. Pero no son las mismas. Y la copa vale casi igual.
Buscamos el origen de estas botellas. Localizamos al fabricante de las botellas que más se consumen en Benidorm. Venden 700.000 al año. Y facturan 12 millones de euros.
Incluso fabrican botellas exclusivamente dirigidas a público extranjero. Descubrimos que las segundas marcas han generado toda una industria en España. Utilizan los mismos colores que las grandes marcas, imitan el tipo de letra. El parecido es más que llamativo.