Duro testimonio

Habla la víctima de un santero: "Estás medio secuestrada y sin poder decir 'esto ya no me gusta'"

Una víctima de santería cuenta la terrible experiencia que vivió. Recuerda cómo escupían alcohol por su cuerpo y mataban gallos en su presencia retorciéndoles el cuello y clavándoles punzones para extraer la sangre para el ritual. Lo peor llegó cuando quiso salir de allí y no se lo permitieron, pero tampoco podía pedir ayuda.

Una víctima de santería habla para La Roca y explica cómo fue su experiencia en la consulta, en la que, nada más llegar, cerraron las puertas. Un momento de total indefensión tras el cuál fue a la Policía.

"Fui a una consulta y me ofrecieron hacer un paraldo", explica contando que se negó. "Echa unas hierbas que él te aplica en todo tu cuerpo, totalmente desnuda. Lo que ya es un abuso. Llegas allí y de pronto te ha arrancado la ropa y te está manoseando todo el cuerpo", cuenta sobre el proceder de ese ritual que le ofrecían. "Además, ellos cierran las puertas, tú no puedes salir de allí, nadie puede salir de allí", describe la víctima en el vídeo que acompaña estas líneas y en el que desvela además que ella pagó 750 euros antes para estar allí.

Así, en el ritual al que se sometió, se vio privada de libertad y viendo cómo desangraban gallos. "Me hicieron una limpieza. El ritual comienza escupiéndome con alcohol todo el cuerpo. A la izquierda están los gallos. Él coge uno, le retuerce el cuello y le clava un punzón para que la sangre vaya cayendo en el cuenco que está utilizando para el ritual", continúa. Una situación que se le hace insoportable. "Yo ahí les digo que por favor paren, que no quiero seguir más", asegura. Pero no la dejan salir hasta el final del ritual. "La santera, delante de la puerta, me dice que yo no puedo salir. Me da un vaso de agua, o lo que sea, porque yo salgo peor de allí de lo que estaba y continúa con otro gallo", explica.

Tras el ritual, detalla que le dicen que "recoja todo, que lo eche en una bolsa y que me lo lleve muy lejos de allí". Una situación en la que, según denuncia, "nunca los van a coger a ellos, van a coger a la persona a la que le están haciendo el ritual". No obstante, nada más salir de allí, ella acudió a la Policía. Y alerta de la situación de no retorno una vez que inicias un ritual de ese tipo. "Estás medio secuestrada y sin poder decir: 'esto ya no me gusta'. Ya no puedes decir ni pío", sentencia.

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