Terminó en 1979
La obsesión de Franco por el 'contubernio judeo-masónico': origen, uso como arma política y el papel de Juan Tusquets
Marcó la dictadura En los actos que conmemoran los 50 años de la muerte de Franco, se incluyen actividades destinadas a comprender cómo Franco utilizó el mito antisemita y antimasónico para justificar la represión.
Este miércoles se ha presentado la agenda completa de los actos que conmemoran los 50 años de la muerte de Franco. Entre ellos, se incluyen actividades destinadas a comprender una de las obsesiones más persistentes del dictador: el 'contubernio judeo-masónico'.
El 'contubernio judeo-masónico' no nació con Franco. Tiene sus raíces en la Europa del siglo XIX, específicamente en la obra apócrifa 'Los Protocolos de los Sabios de Sión', un texto falso que describía un supuesto plan judío para dominar el mundo con apoyo de la masonería. Esta farsa fue utilizada por diversos movimientos antisemitas y autoritarios para justificar persecuciones.
En el caso de Franco, esta narrativa encontró terreno fértil en una España que, durante la Segunda República, había visto el auge de masones en la política (se contabilizaban alrededor de 150 diputados masones en sus inicios) y una prensa conservadora que los demonizaba.
Un odio personal convertido en política de Estado
Franco, que acumulaba rencores personales y familiares hacia los masones, utilizó este discurso para culparlos de los males de España: la pérdida de las colonias, el auge del comunismo, y la supuesta decadencia moral. Desde sus primeros escritos bajo pseudónimo, el dictador denunció a la masonería como una "secta" y señaló su influencia como la raíz de todos los problemas del país.
Durante la dictadura, este discurso se institucionalizó. La creación del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo en 1940 fue el instrumento legal para perseguir, condenar y, en muchos casos, asesinar a miles de personas bajo la acusación de pertenecer a estas "sectas".
Juan Tusquets y el censo masónico
El sacerdote Juan Tusquets, antimasónico y antisemita, se convirtió en uno de los principales colaboradores de Franco. Elaboró un censo que incluía a 80.000 sospechosos de ser masones, aunque 76.000 de ellos eran inventados. Este listado sirvió como base para justificar la represión masiva.
La obsesión de Franco era tal que incluso se condenaba a personas ya fallecidas, y hasta sus últimos días, el dictador mencionaba la supuesta conspiración en sus discursos: "Todo obedece a una conspiración masónica izquierdista de la clase política, en contubernio con la subversión terrorista comunista, en lo social", decía en 1975.
La persecución contra los masones no terminó con la muerte de Franco en 1975. No fue hasta mayo de 1979, por una sentencia de la Audiencia Nacional, que la masonería fue legalizada en España.