Una tragedia amorosa
La relación prohibida de la amiga del rey emérito, o cómo Carmen Díez de Rivera se enamoró (sin saberlo) de su hermano
La jefa de gabinete de Suárez vivió un amor prohibido. Se enamoró de Ramón Serrano-Suñer Polo, con el que se iba a casar. Pero descubrió que en realidad era su hermano y su vida se derrumbó.
Carmen Díez quería casarse con Ramón Serrano Suñer Polo. Y solo cuando se lo contaron al cura y a sus familias le tuvieron que desvelar el gran secreto familiar: no podían subir al altar porque su novio era en realidad su hermanastro. Un historia que golpeó directamente a la familia del dictador.
Ministro de Gobernación, responsable de Exteriores, presidente de la Junta Política de Falange, Ramón Serrano Suñer no era sólo uno de los hombres más poderosos en los inicios del régimen por sus cercanía política a Franco. Era también uno de los personajes más influyentes de la dictadura por su proximidad familiar al dictador. Era su cuñado, el marido de la hermana de su mujer, Carmen Polo. El esposo de Ramona Polo, más conocida como Zita Polo.
Estando casado con la cuñada de Franco, Serrano Suñer comienza una relación con otra mujer. Con Sonsoles de Icaza. Según las crónicas de la época, una de las mujeres más elegantes y atractivas de la alta sociedad. Pero ella también estaba casada. Su marido era Francisco Díez de Rivera. 24 años mayor que ella, marqués de Llanzol, el último capitán de la escolta de Alfonso XIII.
Ramón Serrano Suñer y Sonsoles de Icaza fueron amantes de 1940 a 1955. 15 años. En ese tiempo, nació Carmen Díez de Rivera. Todos sabían que esa niña era hija de ambos. Lo sabían incluso sus respectivos cónyuges: la mujer de él, Zita Polo, y el marido de ella, el marqués de Llanzol. Nadie se separó de nadie. Y a la vez nadie renegó de la criatura.
El marqués de Llanzol acogió a la pequeña como si fuera suya y Ramón Serrano Suñer siguió su vida normal con su mujer. Pero a Franco no le gustó y castigó al adúltero. Serrano Suñer pasó de ser todopoderoso en el franquismo a perder todos sus cargos. Y nunca nadie le contó la verdad a la niña, Carmen Díez de Rivera.
Ellá creció sin saber nada. Hasta los 17 años. Con esa edad, cuenta a la familia que se quiere casar. Que quiere casarse con un amigo de la infancia, con el chico con el que se ennovió en la adolescencia. Tras anunciar su intención, un día, su tía y un fraile dominico acuden a su casa a explicarle que no puede ser. Que el chico con el que quiere casarse, el joven con el que va a comprometerse tras años de relación es su hermano.
Carmen Díez de Rivera quiere casarse con Ramón Serrano Suñer Polo, el hijo pequeño de Ramón Serrano Suñer y Zita Polo. Es decir, con su hermanastro. Díez de Rivera describió lo que sintió a la periodista Ana Romero para su biografía. "¡A mí se me partió el alma!", le confesó. Y añadió: "Yo no juzgué nada, que conste, porque el amor no se juzga. Lo que sí pensé es: '¿Ustedes cómo han sido tan insensatos y no me lo hicieron saber?'".
Eso fue, según cuenta el libro, lo que intentó evitar el rey Juan Carlos contándole a su hijo Felipe que tenía una hermana secreta. Que dos personas que no se sabían que eran hermanos pudieran acabar juntos.
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