La tragedia no cesa
Resistir en Gaza, o cómo sobrevivir a un infierno instalado incluso en hospitales y escuelas
Los centros sanitarios y educativos son también blanco de continuas ofensivas. Las autoridades palestinas han informado de que ya hay cuatro hospitales que han dejado de funcionar por los bombardeos, siendo uno de ellos el único para pacientes oncológicos.
En el conflicto entre Israel y Hamás se están viendo auténticas barbaridades, pero la situación parece lejos de detenerse y miles de civiles siguen corriendo peligro. En uno de los hospitales más grandes de Gaza hay 8.000 personas desplazadas. No todos son enfermos. Las familias abandonan sus casas y buscan refugio en centros como este y en escuelas. Porque, en principio, deberían ser lugares seguros. Pero a raíz de la masacre ocurrida recientemente en Al-Ahli, se confirma que no lo son.
¿Cómo es vivir ahí? ¿Cuántos refugiados hay ahora mismo en hospitales y escuelas de Gaza? Alrededor de 700.000 personas. Ahora mismo hay más de medio millón en escuelas administradas por la agencia de la ONU para los refugiados palestinos; escuelas que, insistimos, también están siendo bombardeadas. Es lo que ha ocurrido, sin ir más lejos, en Al Magasi, un lugar en el que se refugian 4.000 personas. Al menos seis fueron asesinadas en ese ataque. Las escuelas son lugares en los que los que los gazatíes viven ahora mismo hacinados.
Desde allí, ven cómo las bombas caen a su alrededor. Pero no tienen otro sitio a dónde ir y, al menos allí, Naciones Unidas intenta garantizarles los alimentos básicos. Aunque la organización denuncia ya que se quedan sin suministros. Tampoco hay agua potable pero tienen sed, así que se agolpan para beberla contaminada. Es inhumano vivir así, sobre todo si la seguridad no está garantizada. Hablamos de sitios que están llenos de niños, muchos de ellos bebés.
Son lugares donde se intenta que esas personas vivan de una forma normal, pero en los que las organizaciones avisan: ya no quedan pañales, ni leche de fórmula, ni productos sanitarios para mujeres. Sitios que por la noche se convierten en un infierno. Los otros lugares con miles de refugiados son los hospitales. A los heridos se suman sus familias y otras que abandonan sus casas para instalarse en los alrededores de los centros, pero también en los pasillos, escaleras y hasta entre camas de pacientes.
Tampoco allí está garantizada la comida ni el agua, y además preocupa que las aglomeraciones traigan consigo brotes de enfermedades infecciosas. En este caso, además, estas tiendas de campaña en las que ahora habitan comparten espacio con el depósito de cadáveres del centro, ya desbordado. En la tarde de este jueves, el ministro de Salud de Palestina ha anunciado que cuatro centros dejan de funcionar por los continuos bombardeos. Uno de ellos, el único disponible para pacientes oncológicos.
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