¿Existen las islas remotas?
Viajando a las islas remotas del Pacífico: desde sitios de pruebas nucleares hasta tribus aisladas del mundo
En laSexta Clave hacemos un viaje a través del tiempo y la geografía del Pacífico, desde los impactos de las pruebas nucleares en Fangataufa hasta los enigmas de las desapariciones en Taongi y el aislamiento de tribus en Sentinel del Norte.
Después de una semana perdidos en una isla deshabitada en el Pacífico, tres náufragos fueron rescatados gracias a un método clave de supervivencia: un grito de socorro escrito en la arena con hojas de palmera. La isla, no identificada en el informe oficial, se encontraba fuera de las rutas habituales de navegación y sin señalización alguna que indicara la presencia de humanos.
Según los informes, un avión en una misión de reconocimiento detectó la señal de auxilio mientras sobrevolaba la zona en busca de los desaparecidos. Los sobrevivientes, exhaustos, pero aliviados, fueron llevados de vuelta a la civilización tras ser identificados por sus salvadores.
Este incidente pone de relieve la existencia de numerosas islas remotas en el Pacífico, algunas de las cuales son verdaderos enigmas para la humanidad; desde la isla deshabitada de Fangataufa, utilizada como sitio de pruebas nucleares en la década de 1960, hasta lugares como Taongi, donde en 1979 desapareció una embarcación con cinco personas y nueve años después encontraron restos del barco y de uno de los desaparecidos.
Sin embargo, no todas estas islas están deshabitadas. Algunas, como Sentinel del Norte, albergan tribus que han permanecido aisladas y ancladas en la prehistoria, mostrando una hostilidad extrema hacia cualquier intruso. Otras islas remotas, como Soledad, fueron testigos de eventos históricos durante la Guerra Fría, albergando estaciones polares estratégicas en medio de la vastedad polar.
Según el Consejo de Seguridad Nuclear
Las seis zonas contaminadas por radiactividad en España: Tarragona, Toledo, Madrid, Murcia, Huelva y Almería
¿Es peligroso? Según informes de Greenpeace y la Sociedad Española de Protección Radiológica, los niveles de radioactividad en estos suelos son bajos, pero el peligro continúa.