Narran un "conmovedor" episodio

Eduardo Strauch habla sobre el canibalismo en los Andes: "Lo sorprendente es que a los pocos días era como comer pollo"

Eduardo Strauch era junto a Fito' Strauch Urioste y Daniel Fernández Strauch quienes diseccionaban los cadáveres para poder alimentarse. Ellos eran los únicos que sabían de quién era la carne humana que comía el resto, para hacérselo más fácil a sus compañeros.

 Eduardo Strauch, Adolfo 'Fito' Strauch y Daniel Fernández Strauch hablan con Jordi Évole sobre algo que fue "tabú" para ellos durante un tiempo, y es la antropofagia en los Andes. Fue 'Fito' Strauch a quien durante una noche helada le vino ese pensamiento, aunque en un primer momento pensó que se había vuelto "medio loco".

Sin embargo, al compartirlo con Daniel, él le dijo que también lo había pensando. Y aunque en un principio, algunos se negaron, más tarde vieron que era la única opción de sobrevivir en mitad de la montaña y sin más alimento que unas "chocolatinas, unas galletitas y unos mejillones".

Así, 'Fito' Strauch fue el primero que diseccionó un cuerpo y lo probó, y para "restar importancia" a aquella durísima situación, bromeó con que sabía "a jamón crudo sin sal ". Eduardo Strauch destaca al respecto que "lo increíble del ser humano es que a los pocos días era como comer pollo". "Yo no tuve ningún problema porque la mente se bloqueó. Si no, hubiéramos enloquecido", expresa Eduardo.

Eduardo Strauch reconoce ante Jordi Évole que "costó convencer a muchos" de que comieran carne humana para sobrevivir tras el accidente en los Andes. "Pero fue muy conmovedor porque nos ofrecimos unos a otros", recuerda, algo que 'Fito' Strauch destaca que "fue algo muy importante".

"Tú cuando vas a tomar un cuerpo, no le pediste permiso de si podías alimentarte de ese cuerpo, y eso era un tabú que nos dolía a nosotros", reconoce 'Fito' quien cuenta que "para sentir un poco esa aprobación" decidieron agarrarse de las manos "cinco o seis" y dijeron que se ofrecían si llegaban a morir para que usaran su cuerpo.

"Era algo que estaba totalmente aceptado", destaca, a lo que añade: "Con eso, hicimos como que los que estaban muertos pudieran haber apoyado un poco esa misma idea". "Nos dio un poco de valor, el pedir disculpas a los que estaban muertos", confiesa.

Pese a que la mayoría estaban de acuerdo con que tenían que comer carne humana si querían sobrevivir, había algunos compañeros que se negaban hacerlo. 'Fito' cuenta a Évole cómo consiguieron que aquellos consiguieran comer para no morir de hambre: "Hubo algo muy bueno que pasó sobre el día 14, que se le ocurrió a Marcelo, y es que para que comieran los que no querían, agarramos una chapa de aluminio del respaldo de los asientos, rompimos un cajón de madera de Coca Cola, y con eso hicimos un fueguito".

"Así, cortamos una cantidad de trozos y se hicieron a la plancha, y todos los que no habían podido comer, comieron un churrasquito, y fue mucho mejor", recuerda 'Fito'. Sin embargo, al preguntar Évole si aquello les saciaba, Eduardo Strauch señala que no lo hacía, porque "la porción diaria era como dos alfajores y no saciaba", pero al menos conseguían "frenar el debilitamiento".

Además, hablan sin tapujos sobre cómo repartían "los trocitos de carne" entre sus compañeros: "Sacábamos un pedazo de un cuerpo y lo repartíamos entre todos. Sacabas la piel, sacabas la carne, cortabas trocitos de carne y sacabas parejas de trocitos iguales y nadie se quejaba y estaba todo bien", recuerda 'Fito'.

En este sentido, Daniel señala que ellos eran los únicos que sabían "qué cuerpos se habían usado". "El resto no lo sabía. Es muy distinto decir que hoy se van a comer a Pedro y mañana a Juan, a no saber a quién estás comiendo. Nunca lo preguntaron y nunca lo dijimos", expresa, a lo que Eduardo añade que seleccionaban a los que les "parecían más adecuados en ese momento".

"¿Cuál era el criterio?", se interesa entonces por saber Évole, a lo que 'Fito' responde que optaban por aquellos que no conocían "o no eran muy cercanos a la mayoría". "Era mucho más fácil hacerlo con una persona que no conoces que con un amigo que es cercano. Nos tocó una tarea bastante desagradable", reconoce, tras lo que Eduardo subraya que lo hicieron "con total normalidad".

Para 'Fito' Strauch, se trataba de "la vida del grupo". "La riqueza eran los cadáveres, era lo único que nos mantenía vivos", destaca, mientras que Eduardo confiesa que "50 años después", le empieza "a parecer brutal pensarlo y contarlo". Si te cuentan todo junto, te ahogas, pero en 70 días...", expresa 'Fito'.

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