"Nos ofrecimos unos a otros"

El horror que no se ve en 'La sociedad de la nieve' y que los supervivientes contaron a Jordi Évole

Adolfo Strauch, uno de los supervivientes del accidente de 1972, relató a Jordi Évole cómo fue el momento en el que se plantearon el canibalismo como método de supervivencia.

Adolfo Strauch recuerda perfectamente el momento en el que miró a Danielito desesperado ante la idea que se le acababa de ocurrir. Él, junto a su primo y hermano, es uno de los supervivientes del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya que se estrelló el 13 de octubre de 1972 en la cordillera de los Andes, accidente que plasma 'La sociedad de la nieve', de Juan Antonio Bayona y nominada en los Premios Goya 2024. "Yo estoy pensando que acá no salimos, que vamos a tener que hacer algo. Vamos a tener que comernos los cuerpos", relató el superviviente a preguntas de Jordi Évole.

'Fito', como le llaman, rememoró el momento en el que juntaron los supervivientes para plantear el canibalismo. "O rompíamos el tabú (del canibalismo), o moríamos", explica. Daniel Fernández recuerda que ese fue el punto de inflexión. Luego entro en juego la diplomacia. "Es un poco lo que es la diplomacia y la democracia porque pasamos a tomar una medida muy angustiante y delicada. Pasaron tres días en esas deliberaciones", cuenta Adolfo.

Los tres reconocen que eran muchos más lo que aceptaban la propuesta que los que no. "Nos dimos cuenta que los que se negaban eran tres o cuatro", señala Daniel. Adolfo rescata de su memoria un recuerdo "muy conmovedor". "Nos ofrecimos unos a otros, fue el momento...", añade Eduardo. "Tú cuando vas a tomar un cuerpo y no le pediste permiso si podías alimentarte de ese cuerpo... es un tabú que nos dolía a nosotros. Tuvimos que hacer algo para sentir esa aprobación: nos agarramos de la mano los que estábamos decididos y nos ofrecimos que, si llegamos a morir, usen nuestro cuerpo. Hicimos que lo que estaban muertos podían haber apoyado un poco esa misma idea. Nos dio un poco de permiso y valor", relata Adolfo.

Así, relata cómo salió fuera de los restos del avión y cogió el vidrio de una botella rota. "Sin saber qué cuerpo era, que estaba boca abajo, se cortó la piel del cachete y ahí probamos. Dije que era como jamón sin sal", rememora.